Mientras en el FC Barcelona todo son conclusiones positivas tras el Clásico, en el Real Madrid han sonado unas alarmas que se han ignorado en lo que va de curso y que se han agravado después de una goleada del máximo rival. Lo que fueron urgencias azulgrana al acabar la Supercopa se han tornado en prisas 'merengues', aunque en el Santiago Bernabéu no hay consenso sobre la posible reacción.

Porque hay varios medios que apuntan a que el club no se pone de acuerdo con Zinedine Zidane respecto a los posibles refuerzos invernales. Aunque Florentino Pérez es partidario de echar el resto para mejorar la plantilla, el técnico no quiere retoques a media temporada. Sigue confiando en lo que tiene.

Además de tener esperanza en la recuperación de Karim Benzeman y la consolidación de Borja Mayoral, el marsellés cree que Gareth Bale será la clave para la mejoría ofensiva de su equipo, y que los fichajes sólo generarían tensiones innecesarias. Si Kepa Arrizabalaga acaba llegando todo apunta a que se marchará Kiko Casilla, pero más allá de una oportunidad que no puede rechazar, no quiere más alteraciones.

¿Divorcio veraniego?

Zidane ha rechazado hacer autocrítica durante estos meses y estaría bloqueando las llegadas, a pesar de que sus propios futbolistas consideran que la plantilla se ha debilitado, y su actitud habría empezado a cansar a Florentino Pérez. El presidente nunca se ha casado con nadie, y habría puesto condiciones a la permanencia del galo en el banquillo.

Con LaLiga muy complicada tras el último tropiezo, la Champions League sería la salvación para los blancos, que tienen en su torneo fetiche la vara de medir para la temporada. Como la Copa del Rey es un trofeo poco valorado y el exitoso 2017 ya ha quedado atrás, 2018 será el que defina el rumbo a tomar en el futuro. Con o sin su actual entrenador.