Brasil y Holanda se juegan el tercer y cuarto puesto

Brasil y Holanda juegan este sábado (22.00) el partido por el tercer y el cuarto lugar de la Copa del Mundo. Es el partido más ingrato para cualquier selección e incluso el seleccionador "orange", Louis van Gaal, lo ha expresado claramente: "Este partido no debería jugarse nunca, hace quince años que lo digo". El hecho es que el choque representa una doble dificultad para ambos equipos, que llegan deshechos en el plano físico y en lo anímico.

Por el lado brasileño es una incógnita si los hombres de Luiz Felipe Scolari se habrán repuesto de la derrota en las semifinales, un 1 a 7 catastrófico, que cortó en seco el sueño de conseguir en casa el sexto Mundial para su país. El estado de la "Canarinha" se percibe como una situación de crisis nacional. Scolari ya no puede estar más cuestionado y muchos esperan que acabe abandonando, aunque sea el último día, el sistema 4-3-3 que le ha llevado al fracaso. Le ha obligado a alinear jugadores en posiciones que les son impropias y no ha resultado ni atractivo ni eficaz.

Brasil volverá a tener la baja del lesionado Neymar. La participación de Thiago Silva, el otro gran ausente de las semis (por acumulación de tarjetas), no está clara. Quien faltará, muy probablemente, será el delantero Fred, el blanco de las iras de la afición por el flojo papel que ha hecho a lo largo de todo el campeonato. El portero Julio César se podría quedar en el banquillo para permitir debutar a alguno de los dos suplentes.

Holanda lo vivirá con menos presión, pero tiene el físico como inconveniente principal. Ha tenido que jugar la prórroga en las semis y los cuartos, y llega al partido con un día menos de descanso. De todos modos, Van Gaal ha sido el entrenador que más ha rotado el equipo en este Mundial. Ha hecho jugar a veintidós hombres, con lo que sólo ha dejado sin debutar al tercer portero, Michel Vorm. Así pues, podría decantarse por utilizar a los jugadores que encuentre más frescos, y no necesariamente los más importantes. Tiene toda la plantilla a disposición.

La personalidad de los entrenadores puede decidir el partido. Scolari es un técnico de ideas fijas, confía ciegamente en unas figuras determinadas y huye de los cambios. Van Gaal es más imprevisible, y analiza exhaustivamente cada encuentro antes de decidir qué hacer.