Este año 2018, el fútbol vivía algo histórico que nunca antes se había visto: una final de la Copa Libertadores entre Boca Juniors y River Plate. Sin embargo, el fútbol ha vuelto a mostrar su cara más oscura con numerosos incidentes en las horas previas al partido que han acabado siendo determinantes para aplazar el encuentro de vuelta.

Todo estaba dispuesto para que Boca Juniors y River Plate acabaron en el Monumental lo que empezaron en la Bombonera. Después del empate del encuentro de ida, la emoción estaba asegurada este sábado, pero los excesos de los hinchas más radicales han acabado por obligar a que el partido de vuelta no se pudiese jugar.

Todo empezó con los ataques de los aficionados de River Plate al autobús que trasladaba a los jugadores y técnicos de Boca Juniors al escenario del partido. Algunos fanáticos apedrearon el vehículo hasta romper los cristales y rociaron a los que iban en su interior con gas pimienta.

Dichos ataques han provocado problemas respiratorios a jugadores y técnicos de Boca Juniors. Según las informaciones publicadas por Mundo Deportivo, futbolistas xeneizes como Pablo Pérez y Gonzalo Lamardo tuvieron que ser trasladados al hospital para evaluar su estado físico después de los lamentables ataques que sufrieron.

De hecho, Daniel Angelici, presidente de Boca Juniors, reconoció que "le tuvimos que dar mediación a muchos jugadores", añadiendo que "fue una situación traumática". Lamentable espectáculo que siguió en las cercanías de Monumental, donde seguían lloviendo objetos, requeriendo las fuerzas policiales para contener la violencia.

La Libertadores se retomará este domingo

Este domingo a las 21:00 (hora peninsular española) se jugará el partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores. Las tristes batallas campales vividas durante este sábado obligaron a posponer uno de los partidos más esperados de todos los tiempos. Tiempo de reflexión para darnos cuenta de hasta donde puede llevar la raza humana algo tan sano como el deporte.