Por cuarto partido consecutivo, Sergio Ramos volvió a "lucirse" con la selección española. El central del Real Madrid, redimido en el equipo blanco por el gol en la final de Champions League, volvió a parecerse al defensor merengue que desesperó a la hinchada blanca durante toda la temporada en esta Eurocopa de Francia 2016.

El sevillano fue un agujero negro en la defensa de la "roja", teniendo que actuar siempre Gerard Piqué de corrector. De sus ya normales formas de defender las jugadas a balón parado con la vista y no con el cuerpo, ahora se suman una falta de reacción y menos velocidad de la que hasta la fecha había hecho gala. No fue sin duda alguna el mejor torneo del andaluz que lo remató con un nefasto encuentro ante Italia.

Ramos regaló una falta innecesaria en la frontal del área con la que vino el primer gol de Italia de Girogio Chiellini. Antes, estuvo a punto de marcarse un gol en propia con la espinilla, la que habría sido su total coronación. Antes de acabar el primer tiempo falló en una salida y dejó a Giaccherini sólo ante De Gea, con suerte para él que el toledano pudo despejar.

El segundo tiempo no fue mejor y volvió a hacer gala de que está pasando por un grave y pronunciado bache de juego. Con todos volcados ya en el último minuto de partido falló en la cobertura y dejó sólo a Pellè para que sentenciase el dos a cero. Horroroso encuentro que se suma a su festival ante Croacia dejando claro que, a día de hoy, el mejor central de la selección es Gerard Piqué. Y a una distancia abismal.