Desde que llegó al FC Barcelona, la vida de Ousmane Dembélé ha sido una montaña rusa, y en demasiadas ocasiones el culpable ha sido él mismo. Nada pudo hacer ante las lesiones que amargaron su primera temporada en la Ciudad Condal, pero en la segunda se debate entre exhibiciones de talento y faltas de profesionalidad que le están valiendo críticas merecidas. En medio de tanto jaleo, el fútbol está siendo la mejor solución.

La previa del duelo de Champions contra el Tottenham estuvo marcada por su retraso en un entrenamiento, al que llegó dos horas tarde poco después de brillar frente al RCD Espanyol. Le ha costado al de Vernon adaptarse a las exigencias del equipo azulgrana, pero justo cuando empieza a consolidarse más allá de unos breves chispazos, las distracciones llegan desde fuera.

No eran pocos los que esperaban un castigo en forma de suplencia frente a los 'spurs', pero Ernesto Valverde optó por quitarle hierro al asunto y darle un toque de atención sin alterar sus planes: Titular en el Camp Nou. El técnico, los compañeros y la directiva se han cansado de darle 'collejas' públicas, lo que ha motivado que las broncas y las multas sean de puertas hacia adentro y que el apoyo sea la versión oficial.

Y parece ser que la estrategia funciona, al menos en los relativo a rendimiento y compromiso sobre el césped. El delantero abrió la última jornada de la fase de grupos con un golazo marca de la casa, y además cuajó una gran actuación en la que se le volvió a ver motivado, activo en la ofensiva e implicado en defensa, peleando por varios balones en el centro del campo -así llegó su diana- y desgastándose frente al dominio rival.

El estadio le agradeció su esfuerzo aplaudiendo unánimemente cuando fue sustituido, pero cabe destacar que su reacción no debe quedarse aquí. Ser un futbolista profesional va mucho más allá de jugar bien al fútbol, y por mucho que le adviertan, sólo mejorará si el cambio sale de dentro. Si no, podría perderse por el camino como otros tantos, pero eso es pronto para decirlo. De momento, en el campo, Dembélé sigue siendo clave para el Barça.

La misteriosa celebración de Ousmane Dembélé

Y lo que dará que hablar en los próximos días será la celebración de gol de Dembélé, que realizó varios gestos después de 'bailar' a medio Tottenham. El francés se llevó la mano derecha a la cabeza en repetidas ocasiones, y después levantó tres dedos haciendo una señala que podría ir dirigida a alguno de sus compañeros. Habrá que esperar para saber qué significa, pero, precisamente, si le pone cabeza, se acabarán las discusiones sobre su figura. Está al alcance de su mano.