Fue el 15 de junio de 2003 cuando, contra todo pronóstico, un joven abogado que estaba a quince días para cumplir 41 años, se convirtió en el presidente del FC Barcelona, uno al que el Barcelonismo jamás olvidará. En aquel entonces, el líder de la candidatura ‘Primer, el Barça’ llegó al palco del Camp Nou rodeado de un entusiasta elenco directivo, entre los que destacaban: Sandro Rosell, Ferran Soriano, Marc Ingla, Alfons Godall o Jaume Ferrer.

‘Círculo virtuoso’

La nueva directiva impuso un nuevo modelo de gestión, el famoso ‘círculo virtuoso’, que tenía como fin resucitar a un equipo que llevaba cuatro temporadas sin alzar un título, y que estaba fuera de los diez clubes europeos con mayores ingresos. Con la firme determinación de darle vuelta al club cual “calcetín”, chocaron con la muralla de una desagradable sorpresa en la primera reunión directiva celebrada en la sala de juntas: hallaron micrófonos escondidos.

No fueron sencillos los primeros meses del nuevo equipo directivo, porque una de las primeras medidas que fueron adoptadas fue acabar con las prebendas de las que se beneficiaban los grupos violentos. Éstos fueron expulsados del Camp Nou, y sin quedarse con los brazos cruzados, amenazaron de muerte al nuevo presidente.

La llegada de Ronaldinho

Generó un mayor agrado la primera decisión deportiva de calado, además de contratar los servicios de técnico a Frank Rijkaard. Los que recién llegaron fueron capaces de traer al Camp Nou al brasileño Ronaldinho, arrebatándoles el fichaje a los entonces todopoderosos Real Madrid y Manchester United. Mientras que el club iba recuperándose a nivel económico, el proyecto deportivo tardó un año en dar su primera alegría y fue en la temporada 2004-05. Un título con sabor agridulce tras la dimisión de cinco directivos por el profundo desacuerdo con el modo de gestionar el club de Laporta y algunos de sus directivos. Rosell, Bartomeu, Moix y Monés, se marcharon de la institución.

El primer gran logro del Barcelona de esa época fue el doblete de 2006, con la consecución de LaLiga y la Champions League en París frente al Arsenal. Dicho triunfo estuvo después acompañado de una decisión judicial polémica. Un juez ordenó el 19 de junio que de inmediato fueran convocadas elecciones. Consideró que los 15 días que transcurrieron desde el 15 de junio al 1 de julio de 2003 contaban como un año de mandato. No fue necesario celebrarlas, nadie se presentó y Laporta asumió su segundo mandato.

 

Tiempo de crisis

Tras un par de campañas sin títulos, la oposición de Laporta inició un proceso de voto de censura. Oriol Giralt comandó el movimiento que logró el 60,60% de los votos, muy cerca del 66% necesario. Un considerable sector de la junta consideró que Joan debía dimitir por los resultados obtenidos. No lo hizo y provocó la salida de ocho directivos más: Albert Vicens, Ferran Soriano, Marc Ingla, Toni Rovira, Xavier Cambra, Claudia Vives-Fierro, Josep Lluís Vilaseca y Evarist Murtra.

Marca histórica

Fue en 2008 cuando Laporta decidió apostar por Pep Guardiola para dirigir el nuevo proyecto deportivo. Imposible haber realizado un mejor movimiento. Sin Rijakkard, Ronaldinho ni Deco, nació el que es considerado como el mejor Barça de todos los tiempos, apuntalado por grandes talentos formados en la cantera. El conjunto azulgrana de Guardiola enamoró al mundo con su fútbol y conquistó un hito que hasta entonces nadie había cosechado: el sextete.

En 2010 ya acababa el mandato Laporta tras dos mandatos consumidos. Pese a la bonanza deportiva, el candidato continuista de esa junta, Jaume Ferrer, terminó último en las elecciones celebradas el 13 de junio de ese año, las cuales fueron ganadas por mayoría absoluta por Sandro Rosell. A la postre, Laporta intentó recuperar la presidencia en 2015, pero el triplete bajo la presidencia de Bartomeu se lo impidió. Pero este 2021 llegó su momento de redención, el abogado ha vuelto a conquistar el máximo trono institucional al imponerse de forma arrolladora a Font y Freixa en las elecciones a la presidencia del club.