En San Mamés al Barça le sobró pegada y faltó fútbol

Al FC Barcelona se le ha acusado en esta temporada de que le falta mucho gol. Y no hay nada más cierto. En todo el curso, el equipo azulgrana ha anotado 31 goles en Liga, dos en Champions, cuatro en Copa del Rey y dos en la Supercopa de España; 43 tantos en 29 enfrentamientos disputados hasta la fecha y una preocupante media de 1,4 goles por cruce que está, definitivamente, alejadísima de las estadísticas de años anteriores. 

Pese a estas cifras, no se puede negar que el Barça ha 'luchado' por acercarse al área y que intenta, en la mayoría de partidos, plantarle cara a los rivales. El problema, en muchos casos, es que el equipo no completa las jugadas o se queda 'dormido' en los últimos metros. Prueba de ello, los partidos de la fase de grupos de la Champions League contra el Bayern o Benfica de ida. El equipo acabó ambos partidos sin remates a los tres palos.

Ha sido una situación alarmante y, aunque no se ha repetido tal cual, en muchos partidos el Barça ha terminado con apenas remates... O, por el contrario, con un gran número de disparos entre los tres palos y un marcador en cero, con empate o derrota. En San Mamés, sorpresivamente, la historia ha sido diferente. Ha servido de poco o nada, directamente, pero merece traerlo a colación para entender las 'sorpresas' de un equipo que sigue sin encontrar su mejor versión.

Contra el Athletic, el conjunto dirigido por Xavi Hernández remató al área de los bilbaínos en siete oportunidades, tres de ellas bajo los tres palos. Dos fueron goles. Primero llegó el de Ferran, a los veinte minutos, con un disparo con rosca el esférico para dejarlo pegado al palo derecho, donde no podía llegar, ni de milagro, Agirrezabala para taparlo. El segundo, llegó en el suspiro final del tiempo reglamentario y también fue gol: El balón apareció en el área del Athletic, Dani Alves fue con todo para cazarlo, de chilena, y el balón no vio portería. El centrocampista apareció para enchufarla y forzar la prórroga. 

Es una buena noticia que el Barça sea capaz de acabar dos de tres intentos con gol, pero también deja retratado a un equipo que, durante unos cuantos minutos, dejó la sensación de que no se había presentado en San Mamés... o al que no le alcanzaba con lo que tenía para marcar la diferencia. A los azulgrana le faltó fútbol, ímpetu y ganas de competir, ante un Athletic que quería revancha después de la goleada que recibieron en la final del año pasado.

Un Barça 'escondido' 

La derrota en la Catedral es el enésimo mazazo para el Barça en esta temporada, que cada vez se queda con menos títulos por disputar y ganar. Apenas es 21 de enero y los azulgrana están fuera de la Champions League y Copa del Rey, además de haberse quedado sin Supercopa de España. Incluso Xavi ha tenido que reconocer que quedaron superados contra los rojiblancos: "Parece que cuando la cosa es a cara o cruz, nos toca siempre cruz. Hay que cambiar la dinámica".

El Barça se marcha de Bilbao con más malas noticias que esperanzas (más allá del gol de Ferran Torres y su buen despliegue) y con mucho por analizar. No hubo un sector en el campo en el que pudiesen superar a los bilbaínos, que demostraron estar con tres marchas más de velocidad que los culés. Todo el tiempo. Los de Xavi se 'salvaron' de que fuese peor, sobre todo porque los de Marcelino estaban muy fallones.