El mundo se enamoró del estilo de fútbol holandés que se fue perfeccionando en las instalaciones del FC Barcelona, esperando los frutos de aquella gran escuela heredada de Cruyff y sus compañeros en la Naranja Mecánica. Pasaron años y finalmente sucedió, dejando una huella imborrable en la historia.

Una generación dorada, un técnico visionario y una época idónea, se mezclaron para generar un cambio drástico en este deporte y el Barcelona dominó a placer Europa con el balón siempre en el pie. Hoy, parece ser un castigo seguir defendiendo esto y permanecer en la idea de adueñarse del balón.

Dos derrotas puntuales del FC Barcelona esta temporada lo demuestran, Cádiz (2-1) con  el 82.1% y Granada (1-2) 81.9%, terminando con el mismo marcador y síntomas muy parecidos, un equipo que va y va de forma continua, pero no concreta a pesar de tener de los mejores averages ofensivos.

El problema es la consecuencia directa que tiene esto sobre el club, que pierde puntos importantes en la lucha por el campeonato y cada vez que tiene la oportunidad de sentenciar LaLiga se diluye en la presión. Pasó en cada Clásico, en cada juego importante de la competición y también con rivales más accesibles como los antes mencionados.

Ahora con la expulsión de Koeman, uno de los valedores a este gran avance que venía presentando el equipo, tendrán que afrontar su próximo duelo sin el estratega en el banquillo y puede pasarle factura, ya que además se enfrentarán al Valencia que si bien está en una situación complicada, es difícil ganarle.

Atlético, la gran prueba

Ganarle a equipos grandes ha sido la gran tarea pendiente del equipo esta campaña y ante el Atlético de Madrid es de capital importancia poder sacar los tres puntos, para vencer a un rival directo y no perder el tren de LaLiga, en la que debe seguir esperando un pinchazo del Real Madrid.