El papel del FC Barcelona no fue el esperado en su visita a Ipurua, pero logró sacar los tres puntos contra el Eibar y ya puede mirar sin preocupaciones al retorno de la Champions. Tras haber sido noticia desde hace unas semanas por una peligrosa lesión en la rodilla, Gerard Piqué brilló sobre el césped, recuperando sus mejores sensaciones justo antes de medirse al Chelsea.

Porque aunque es cierto que lució un aparatoso vendaje frente al conjunto armero, también lo es que las caras de incomodidad y los gestos de dolor de sus últimas apariciones quedaron aparcados, lo que se convierte, sin duda, en un gran síntoma con un futbolista que apunta a la titularidad en Stamford Bridge.

De todas las parejas que ha probado Ernesto Valverde a lo largo de la temporada, la que forma junto a Samuel Umtiti es la que le ha dejado más convencido, por lo que tenerles a los dos en plena forma -o al menos a buen ritmo- cuando toca jugarse el pase se antoja imprescindible.

Insuperable

En un encuentro sin la continuidad en la posesión y sin la frescura habitual en el Barça, Piqué se ha multiplicado como cierre de la defensa, fajándose por alto con el incansable Kike García y por bajo con los Takashi Inui, Joan Jordán o Fabián Orellana. Le daba igual. Con algunas faltas, pero sobre todo, con mucha seguridad, el catalán ha sido el referente absoluto en la zaga.

Contra un adversario que presentará la misma idea física y vertical en Londres, el canterano es la mayor garantía junto al francés, que en la tarde del sábado tampoco rayó al nivel al que tiene acostumbrado a los suyos. Aunque los azulgrana se caractericen por su juego ofensivo, detrás tienen las espaldas bien cubiertas.