Después de una victoria importante ante Osasuna que garantiza al FC Barcelona irse al parón invernal como líder de la clasificación liguera, el partido en El Sadar continúa dando de qué hablar, tanto por la remontada de los azulgranas en un complicado choque, como por la polémica suscitada a raíz de la actuación arbitral de Jesús Gil Manzano, que despertó la molestia de varios efectivos del equipo de Xavi Hernández.

En el choque, Robert Lewandowski resultó expulsado y posiblemente recibirá una fura sanción ante lo que fue interpretado por el colegiado como un gesto de menosprecio dirigido hacia él. Sin embargo, recientemente, poco después de recibir su segunda Bota de Oro, el delantero ha aclarado qué era lo que realmente estaba intentando comunicar en aquellos minutos. De hecho, ni siquiera estaba comunicándose en aquel momento con Gil Manzano, según ha explicado.

El polaco ha considerado como injusta la sanción recibida a causa de su gesto en el encuentro, que ha sido, especialmente ante lo que podría no ser más que una mala interpretación de lo sucedido en El Sadar. Ahora, los culés se verán afectados durante los siguientes partidos de LaLiga que se disputarán tras la Copa del Mundo: "¿Por qué me van a caer cuatro partidos si el gesto no iba dirigido ni al linier ni al árbitro".

Asimismo, ha explicado que su gesto realmente iba dirigido al entrenador: "El gesto que hice no iba dirigido al cuarto árbitro sino que era para Xavi" Posiblemente haya sido en respuesta a alguna indicación o ante la situación que se vivía en el partido para el momento en el que lo hizo, justo al minuto 31. En el encuentro también se registraron otros hechos similares en el acta de Gil Manzano, como en el caso de las palabras pronunciadas por Gerard Piqué en su último partido como futbolista activo.

Así quedaron registrados los hechos

En el acta del colegiado, el incidente quedó plasmado de la siguiente manera: "Una vez expulsado y cuando se dirigía hacia la salida del campo, el jugador realizó dos veces un gesto de desaprobación de la decisión arbitral, consistente en llevarse el dedo a la nariz, y apuntando después con el pulgar hacia el árbitro. Cuando se disponía a abandonar el terreno de juego, repitió de nuevo el gesto mirando hacia el árbitro asistente número uno y delante del cuarto árbitro".