Han pasado 290 días desde aquel fatídico 7 de noviembre de 2020 en el que Ansu Fati cayó en el césped con grandes demostraciones de dolor en su rodilla izquierda. Mandi defendía un balón para el Betis y tras una fuerte entrada sobre el canterano culé, terminó el chico con la rodilla izquierda lesionada.

Tres operaciones, mensajes hasta del propio Cristiano Ronaldo y muchas opiniones en relación a su estado físico pasaron por los ojos del jugador, que solo pensaba en poner a tono para regresar cuanto antes al campo y demostrar que aquel inicio meteórico no fue casualidad. Finalmente, ha llegado el momento.

Este tipo de lesiones afectan mucho el físico de los jugadores pero el gran agujero lo deja siempre en el cerebro, ya que el impacto psicológico termina siendo mucho más importante y para muestra, lo que ha sucedido en los últimos dos años con Eden Hazard en el Real Madrid, que amén de su peso y recaídas, seguía con miedo.

Ansu Fati parece decidido y como se dice en muchos sitios, lo que no mata te hace más fuerte. La convicción con la que se le ha visto en los últimos días es contagiosa y sus compañeros son los primeros en alegrarse con la llegada a los entrenamientos de su joven estrella, que de a poco se incorpora a la dinámica del club.

Koeman podrá darle espacio para ir entrenando y ponerse a tope, competir con Griezmann y Depay el puesto de extremo o incluso jugar con ellos con variantes tácticas, lo mismo que con Agüero y Braithwaite, pero sin importar lo que haga, ya es un gran fichaje para el Barcelona y para Laporta.

Benditos goles

Su comienzo de 20/21 fue pletórico para el club, que veía a Messi un tanto lento tras el burofax y poco podía confiar en Griezmann. El primero no está y el segundo vive un Deja Vu de aquellos días, por lo que los goles de Ansu serán un bendición para un club que en Bilbao sufrió por falta de pegada.