La fórmula del Barça para olvidar que Xavi e Iniesta ya no están

"Xavis e Iniestas, por mucho que busquemos, no los vamos a encontrar". No lo ha dicho cualquiera, sino Carles Puyol. El ex capitán del FC Barcelona tiene muy claro que el juego de ensueño que el equipo practicaba cuando Xavi Hernández y Andrés Iniesta estaban en la plantilla no se puede alcanzar con otros jugadores, aunque sean de perfil similar.

Parece que en la secretaría técnica del FC Barcelona no acaba de entender que los dos mejores centrocampistas de la historia ya no juegan de azulgrana. Se intentan traer jugadores de perfil similar para que 'imiten' el juego del equipo en esa época dorada, pero esa imitación se está quedando en una marca blanca de calidad dudosa.

Parece que en el club se resisten a evolucionar, que solamente valga el 4-3-3 y que los cracks que vienen tengan que jugar exactamente como lo hacían Xavi y Andrés. No les vale que sean buenos por ellos mismos. Y así nos va. El entrenador que ocupa el banquillo culé sabe a la perfección que toda novedad al respecto de lo que se conoce hasta la fecha será puesto en duda.

Le pasó al Tata Martino y le ha sucedido lo mismo a Ernesto Valverde. Con la marcha de Neymar, innovó con un 4-4-2 dándole galones a Paulinho, un jugador de corte físico que ha acabado saliendo contra la voluntad del técnico. Pero claro, solamente vale el 4-3-3 con jugadores de toque, a Coutinho se le ha fichado para jugar de interior como Andrés y Dembélé tiene que jugar igual que Neymar.

Dejémoslo correr ya. Si el equipo funcionaba bien con Coutinho pegado a la banda y con Paulinho desde la mediapunta, ¿por qué lo tocamos? La obsesión por recuperar el fútbol de Guardiola está cerrando la mente del barcelonismo sin ver que Xavi y Andrés no admiten copias. Ni Arthur es Xavi ni Coutinho es Andrés.

La imitación del Barça de hace años

Cuando se trata de imitar un estilo de juego sin tener las herramientas adecuadas, pasa lo que pasa. Del juego de posesión de Guardiola con Xavi e Iniesta como jefes, se ha pasado a un juego de posesión horizontal, cansino y poco incisivo. Con jugadores de la clase de Coutinho, Rakitic o Dembélé, el equipo debería dotarse de una personalidad propia que también llevase al éxito. Dejemos las marcas blancas a un lado, de una vez por todas.