El FC Barcelona estrenó la Copa del Rey 2017-18 con una sólida victoria frente a un buen Real Murcia, y aunque estos encuentros tienen a convertirse en trámite, se sacaron conclusiones importantes sobre la participación de algunos futbolistas. En concreto, la presencia de varios miembros del filial desató la ilusión en el conjunto azulgrana, pero el club prefiere tirar de paciencia con los canteranos.

Con apenas unos minutos simbólicos para Marc Cucurella, el foco se centró en José Arnáiz, que debutó a lo grande, y Carles Aleñá, que demostró que la pretemporada con el primer equipo le ha servido para entrar con mucha naturalidad en las alineaciones de Ernesto Valverde.

Fue el de Mataró el que pidió paciencia en primer lugar, asegurando que su prioridad era crecer como futbolista, pero aunque el otro día mostró un mensaje más ambicioso, los técnicos le han tomado la palabra. Pese a que varios de los jóvenes podrían encajar sin problemas en los planes del Txingurri, lo principal es descargarles de presión y hacerles participar paulatinamente, sin forzar un ascenso demasiado rápido.

Aunque cada caso tiene sus particularidades y las intenciones no se reducen sólo a estos tres, el Barça ha convenido que debido a la juventud que esta temporada impera en el filial -con varios futbolistas en edad juvenil y algunos que superan por poco los 20 años-, lo más importante es que acumulen partidos, que se vayan formando y a partir de estos pasos que su incorporación sea algo natural.

Ejemplos a evitar

El principal aviso para los prometedores canteranos del FC Barcelona está en algunos casos muy recientes, con futbolistas que vieron cortada su proyección y acabaron abandonando demasiado pronto el primer equipo, donde sólo caben los mejores del mundo. Bojan Krkic o Munir El Haddadi son claros ejemplos de un ascenso prematuro, y situaciones como la de Sergi Samper, que no tenía sitio, obligan a tomar decisiones dolorosas con jugadores con mucho recorrido por delante. Por eso, ante todo, imperará la paciencia.