¿Qué le está ocurriendo a Robert Lewandowski?

En los últimos meses nos estamos acostumbrando a un ‘unocerismo’ preocupante que tiene varios aspectos positivos, pero también algunos negativos. El aspecto positivo es que ganamos, por más que no lo hayamos hecho contra el Manchester United en ninguno de los dos partidos de la eliminatoria de la Europa League. Esa eliminatoria fue un desastre, como tantas otras en Europa durante los últimos años. Pero en Liga y en Copa nos mantenemos fuertes.

Nuestra racha de resultados del 1-0 se inauguró hace un par de meses con varios partidos donde el equipo está bastante espeso en ataque y era Pedri quien llegaba de segunda línea para marcar el gol que nos diera los tres puntos. Ahora, por desgracia, Pedri se encuentra lesionado, y son otros jugadores –Raphinha contra el Valencia, o Militão (?) contra el Real Madrid– quienes acuden al rescate del equipo.

Pero ¿y Lewandowski?

Más allá de que haya estado de baja durante el último par de partidos, su 2023 está siendo bastante decepcionante en comparación con su excelente inicio durante 2022. Se esperaba mucho menos de él durante sus primeros meses de adaptación al Barça, y mucho más ahora que ya lleva algo más de tiempo en el equipo. Se diría que después del Mundial de Qatar se le ha terminado la gasolina. Pero ¿esto puede ser un signo de algo aún peor?

Cuando se fichó a Lewandowski, fueron muchas las voces críticas con respecto al gasto en un jugador de 33 años en un contexto donde el club no dejaba de acumular deuda. La situación del equipo era precaria, pero lo era aún más la situación de las arcas del club. Y no parecía que un jugador de 33 años fuera a tener un gran recorrido en el equipo, por más que se tratara de una gran estrella como el polaco.

Lewandowski se apresuró a acallar las críticas afirmando que su entrenamiento personalizado es excelente y que su dieta se encuentran entre las mejores del mundo. Muchos aficionados acudieron a los Lidl supermercados para hacerse con filetes de lomo de cerno marinado siempre tierno con un 20% de descuento, o con un flan de queso caprichoso por solo 1,09 €, en un intento por imitar la dieta de Lewandowski. Pero parece que eso no es suficiente.

Por más que esté siguiendo una dieta excelente y que adopte todas las medidas de entrenamiento personal que considere oportunas, Lewandowski tiene la edad que tiene. Y, en un equipo como el Barça –donde todos los jugadores deben acudir a una presión muy alta durante la mayor parte del partido–, la exigencia física pasa factura. Lewandowski ha dado un gran bajón físico en una temporada particularmente exigente, y esto se nota.

El Mundial de Qatar supuso una nueva piedra en el zapato para la preparación de Lewandowski, como lo ha sido para casi todos los jugadores de los grandes equipos. En uno año de mundial, es inevitable que los jugadores se concentren sobre todo en este torneo, y ahora parece que el tanque de gasolina de Lewandowski tenga mucha menos capacidad que durante los primeros meses de la temporada.

El Barça está capeando relativamente bien el temporal, sin embargo. El Real Madrid se está dejando bastantes puntos por el camino, aunque no debemos olvidar que se mantienen en la Champions, mientras que nosotros ni siquiera estamos ya en la Europa League. Y ni siquiera el todopoderoso Manchester City parece ser tan invencible como a comienzos de temporada, cuando Haaland marcaba hat-tricks por la Premier como quien come churros.

El caso es que parece que la delantera del Barça no intimida a prácticamente nadie. Lewandowski era nuestra referencia ofensiva, pero desde 2023 –y mucho más ahora que está lesionado– no está aportando lo que se espera de él. Y el problema no es solo de Lewandowski, ya que, ante la ausencia del polaco, ninguno de los delanteros está dando un paso al frente para salvar al equipo. Quien lo dio, en su momento, fue solo Pedri.

Con Dembélé también fuera de combate, Raphinha estaba acumulando más y más partidos en la banda derecha, la posición en la que se supone que debe ser más incisivo. Sin embargo, su bagaje en forma de goles y asistencias está siendo muy exiguo. Otro tanto ocurre con Ferran Torres, quien es realmente generoso con su actitud y trabajo, pero no es un goleador como el polaco –ni se le debería exigir como tal–. Y Ansu Fati parece que ha dejado de ser él mismo.

Cabe preguntarse si realmente Raphinha mejora el rendimiento de jugadores como Abde, por ejemplo, sobre todo considerando que Abde proviene de la cantera, cobra una fracción de lo que cobra Raphinha, es más flexible a la hora de jugar por ambas bandas, y tiene mucho más recorrido por delante. Abde, en Osasuna, lleva 2 asistencias en Liga, una cada 341 minutos. Raphinha, en el Barça, lleva 4, una cada 297 minutos. ¿Qué pensará Deco de todo esto?