No hacer goles te priva de la victoria en el fútbol, sobre todo cuando juegas en LaLiga y tienes al Real Madrid, Sevilla y Atlético de Madrid como rivales. Pero tampoco defender bien ya es una combinación letal para cualquier equipo que esté llamado a luchar todos los títulos, por plantilla o por historia, da igual.

El Barcelona se hunde en errores que no son propios de un equipo de su talante y presencia, por lo que cada vez se hace más humano y accesible para los contrarios, que salen a matar más que a morir pese a que estamos hablando del equipo que más ligas ha ganado en este siglo en España, además de haber tenido a Messi.

Defensa suave

Los errores defensivos ya parecen un chiste que deja de hacer gracias cuando se detalla el nivel de cada uno de los jugadores. Comenzando con Piqué, que pareciera ser la pieza a mover en las alineaciones para que Araújo y Eric García tomen el testigo de una vez, probarlos como pareja de centrales en partidos seguidos.

El buen nivel de Gerard es indiscutible, cuando lo tiene, pero en rachas como la actual es complicado defenderle porque además su problema no es cómo está jugando, sino el calendario, algo que no se puede solucionar aunque sí que se puede hacer más ligera la carga, pero el defensa no parece estar por la labor.

Al margen de que los laterales no son naturales en esa posición, las bandas del Barcelona ya no dan miedo y si Dest mostró ante el Levante una gran recuperación y mejoría, ahora el estadounidense vuelve a ser opaco en el partido, incapaz de inventar algo para salir de las defensas férreas.

¿Ataque?

Ansu Fati sigue recuperándose pero ya sabe que lo que sucedió en Levante no lo conseguirá de nuevo porque todos están alerta ante su habilidad, lo mismo que Depay, que ya no sorprende con la misma frecuencia que cuando llegó al club a comienzos de campaña.

Fuera de eso, las opciones están en la enfermería y Luuk De Jong, nato delantero de área, no encaja con ninguna de las posibilidades que puede ofrecer este conjunto por ahora, que tampoco termina de generar una identidad.