Este martes, el FC Barcelona consiguió derrotar al Villarreal y sumar tres puntos muy necesarios para que el equipo no se descolgase de las primeras posiciones de LaLiga Santander. Los culés venían de perder en Granada en uno de los peores partidos en mucho tiempo y es cierto que el hecho de ganar fue un alivio para la plantilla, para el cuerpo técnico y para la afición.

El problema volvió a ser que el juego del equipo no fue para nada bueno, como sí lo había sido en otros partidos en casa como las victorias contra el Real Betis o el Valencia. El equipo siguió contagiado por la catástrofe de Los Cármenes y nuevamente volvimos a ver a un Barça previsible, sin ideas en ataque, con una circulación de balón lenta y con problemas atrás.

Si nos paramos a analizar los goles y las jugadas de peligro, todo se reduce a la calidad individual. Antoine Griezmann se inventó un remate de cabeza inusual a centro de Leo Messi en jugada de estrategia para marcar el primer gol. El segundo fue un cañonazo lejano de Arthur. En el segundo tiempo, las únicas jugadas de peligro nacieron de las jugadas individuales de Ousmane Dembélé y Ansu Fati...

Pero ni rastro del juego colectivo que debe caracterizar a un equipo que quiere aspirar a ganar todas las competiciones. Lo peor de todo es que, pasado el partido, salga Ernesto Valverde en rueda de prensa a decir que, en líneas generales, el equipo jugó bien. Con esta falta de autocrítica, luego se va a Dortmund y el tercero de la Bundesliga te pinta la cara en un duelo que pudo acabar 3-0.

Pese a la victoria, hay que empezar a cambiar muchas cosas en el equipo si se pretenden cosechar éxitos. Y no es una afirmación tribunera o que se pueda pensar en caliente por lo visto en las últimas semanas. Es una certeza, puro realismo. Si el equipo no empieza a tener una mínima idea de a lo que se quiere jugar o de cómo hacerlo, se va a sufrir mucho en partidos importantes.

Todavía hay tiempo

La plantilla ya está confeccionada y ya no pueden haber grandes cambios a nivel de planificación deportiva. Pero todavía hay tiempo de ajustar muchas cosas para que el equipo pueda dar la cara en momentos clave de la competición. Eso sí, los culés deben asegurarse el pase a octavos de la Champions League y no desengancharse de la cabeza de LaLiga.