Messi no necesita correr para ser el jugador más decisivo de la Champions

El mejor jugador del mundo no necesita ser quien más quilómetros corre por partido. Messi, quizá el futbolista más inteligente y creativo de la historia, no hace movimientos en vano. Todos tienen sentido y están pensados -en milésimas de segundo- para desequilibrar

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Nunca antes un jugador había sido tan poderoso con tan pocos movimientos. El diario "Marca" ha publicado una estadística oficial de los quilómetros recorridos por cada uno de los jugadores de esta edición de la UEFA Champions League, y sorprende ver que Leo Messi es el segundo futbolista que menos corre por partido, haciendo el cálculo de minutos en comparación con los que han jugado otros jugadores de los demás equipos que componen actualmente los octavos de final de la prestigiosa competición europea. Si Koke Resurrección (12.176 metros por partido) y Flamini (12.388 metros por partido) son los dos jugadores que más corren a lo largo de los encuentros, Leo Messi es uno de los últimos clasificados en esta estadística, con 7.906 metros recorridos por cita.

La cantidad de metros recorridos por Leo Messi en los partidos de Champions League es la segunda más baja sólo por encima de la de Naldo (7.357 metros por encuentro), central del Wolfsburgo, y además es sorprendentemente inferior a los metros que recorría Leo Messi en las temporadas 2013-14 (8.414) y 2014-15 (8.403) por compromiso, lo que deja clara la evolución del astro argentino en este aspecto a medida que van pasando los años. Leo Messi, posiblemente el jugador de fútbol más inteligente -en el plano deportivo- de todos los tiempos, no necesita correr más que los demás para ser igualmente letal, condenando con su magia a los equipos rivales como sucediera este pasado martes en el Emirates Stadium contra el Arsenal de Arsène Wenger.

"La Pulga" da una importancia extrema a cada uno de sus movimientos, que nunca son en vano y están sabiamente pensados a pesar de generarse y ponerse en práctica en apenas décimas de segundo. Messi se mueve como pez en el agua sobre los terrenos de juego, y con la efervescencia goleadora de Luis Suárez y Neymar Jr está asimilando a la perfección una posición cada vez más retrasada, más de mediapunta que de extremo o delantero, disponiendo desde los tres cuartos de cancha de una visión global y periférica de las jugadas que le permite dar asistencias, realizar paredes, disparar desde fuera del área y, en definitiva, organizar todo el juego de ataque del Barça.

Leo Messi no necesita recorrer los 9.170 metros por partido que corre Cristiano Ronaldo para triunfar y ganarse los elogios de la afición global. Al más puro estilo de Roger Federer -haciendo una comparativa con el tenis-, podría decirse que Messi controla el juego y no al revés, como sucede en la gran mayoría de los futbolistas. El genio andante del Barça dosifica esfuerzos para estar fresco durante todo el partido y a lo largo de toda la temporada, pudiendo de esta forma aprovechar al máximo cada pulgada de energía. Y eso, al final, podría ser la clave para que su carrera y dominio mundial se alarguen durante muchas campañas más. Porque Messi es Messi. Y sólo hay uno.