El Paris Saint-Germain no es un club vendedor, y no hay que ser un lince para darse cuenta de ello. El FC Barcelona ha sufrido a lo largo de los últimos veranos la negativa parisina cada vez que desde el club azulgrana se ha intentado fichar a un futbolista de su plantilla. Ocurrió primero con Thiago Silva, varias veces con Marquinhos y este pasado verano con Marco Verratti.

El PSG se negó en rotundo a aceptar ninguna de las ofertas del FC Barcelona por dichos jugadores, como tampoco fue capaz de ponerse de acuerdo en las últimas horas del pasado mercado de verano con la posible venta de Ángel Di María al club azulgrana, antes de que la entidad culé acabase cerrando este último mercado de invierno el fichaje de Philippe Coutinho.

Los jugadores del PSG no tienen cláusula de rescisión y su presidente, Nasser Al-Khelaifi, maneja con autoridad el asunto de las posibles bajas de estrellas. Quienes se han ido del club ha sido estrictamente porque él lo ha permitido, como en el caso de un Ibrahimovic cuya presencia en París ya no daba más de sí. No sucederá lo mismo con Neymar Jr, quien pese a las discrepancias que despierta entre algún que otro sector de la afición, está rindiendo bien en líneas generales a nivel de números, tanto de goles como de asistencias.

Cierto es que no rindió al nivel esperado contra el Real Madrid, pero aun así sigue siendo la principal estrella del equipo, y tras invertir más de 222 millones de euros en el fichaje, Nasser Al-Khelaifi no está dispuesto a ver cómo otro equipo llegue para llevárselo del Parque de Los Príncipes.

El PSG no quiere traspasar a Neymar

El Real Madrid, si realmente quiere apostar por la 'Operación Neymar', deberá armarse de paciencia y preparar las palomitas. El PSG difícilmente dará su brazo a torcer, y si finalmente lo hace será porque Neymar habrá provocado alguna polémica extradeportiva importante, o bien porque el brasileño habrá bajado su nivel de rendimiento hasta niveles insospechados. Pero, si nada de eso ocurre, el Real Madrid lo tendrá muy, muy difícil. El cartel de 'no se vende' ya está colgado al lado de la camiseta del brasileño.