El mercado de fichajes del verano 2019 ha resuelto otro de sus culebrones, el que ha llevado finalmente a Matthijs de Ligt a la Juventus. El zaguero anunció que dejaría el Johan Cruyff Arena tiempo atrás, pero dedicó varios meses a elegir entre los equipos más poderosos de Europa y hace unos días confirmó lo que ya era un secreto a voces en Italia y Holanda, que su próximo destino será Turín.

El de Leiderdorp se confesó antes de dejar el Ajax en una entrevista con los medios oficiales del club, en la que se despidió tras una etapa "emocionante" antes de dar otro paso en su carrera. A lo largo de la conversación abordó algunos temas delicados, y no se escondió cuando le preguntaron porqué colocó la propuesta de la 'vecchia signora' por encima de todas las demás.

El neerlandés asegura que se decantó por los 'bianconeri' porque pueden ayudarle a mejorar su cualidades defensivas, ya que se traslada a una liga y un equipo que ha 'criado' a centrales históricos: "Me encanta como defienden los italianos y tomé una decisión basándome en eso. Muchos de mis modelos y referencias pasados son italianos, Baresi, Maldini, Nesta, Cannavaro, Scirea... Y podría seguir".

"Fue una decisión difícil. Tenía varias opciones y siempre hay que ver cuál es la mejor. Influyen muchos factores. Es importante saber cuánto jugaré y cuánto confía el club en mí, por eso la Juventus me ha dicho que me quiere con fuerza", valoró, y repitió que el dinero no había decantado la balanza dejando caer que pese a insistir en que la competencia no le daba miedo prefería tener minutos asegurados.

La llegada de De Ligt al Barça es complicada

La justificación de De Ligt es completamente entendible, pero también implica que su sueño de jugar en el Camp Nou está aún más lejos. Si quiere convertirse en un especialista defensivo ha elegido el entorno ideal, porque el FC Barcelona hubiera potenciado su habilidad en la retaguardia pero también su carácter ofensivo. Echando la vista al futuro, eso sí, no está tan claro que pueda llegar a vestir de azulgrana.

La apuesta del holandés por uno de los grandes de Europa implica que su cotización se ha disparado. El joven ha pasado de valer 75 millones de euros más 10,5 en variables a tener una cláusula de rescisión de 150 'kilos', y a embolsarse también 10 millones limpios por temporada. Eso supone un obstáculo difícil de superar para cualquier club, y habrá que ver a dónde apuntan ahora sus pasos.