El FC Barcelona hizo oficial este sábado el fichaje de Memphis Depay, y como es costumbre se han revelado varios aspectos curiosos en de su personalidad y sobre su carrera como profesional. Uno de ellos es que no le gusta que lo llamen por su apellido, Depay, sino por su nombre. El apellido paterno lo quiso abandonar igual que hizo su padre con su familia cuando él apenas tenía 4 años.

La nueva adquisición del club azulgrana creció en Moordrecht, a las afueras de Rotterdam, y en ningún momento su vida se le hizo sencilla. El propio delantero recuerda que se crio en la jungla, y por tanto se debe su particular afición al león. De hecho tiene tatuada en su espalda la cara de león.

Este es uno de los 47 ‘tattoos’ que luce Memphis en todo su cuerpo. El ariete holandés de 27 años, siempre resistió en un entorno muy adverso. Sin embargo le tiene especial agradecimiento al fútbol y a su abuelo, quien le adoptó y le inculcó la pasión por el balón. A él también lo lleva en su cuerpo, en el brazo izquierdo, cerca del corazón.

Carrera profesional

Louis van Gaal fue el técnico quien le dio la oportunidad de disputar la Copa del Mundo Brasil 2014 con apenas 20 años. Entonces, Memphis Depay jugaba en el PSV como extremo. El ex técnico del Barça y de la selección holandesa vio en él algo distinto y especial, y fue el primero que lo colocó más centrado, más cerca de la portería, como segunda punta. En Brasil, Memphis se convirtió en el holandés más joven en disputar una cita mundialista.

El propio Van Gaal se lo llevó al Manchester United al año siguiente. Joven, inmaduro, con un pasado difícil... y se convertía en estrella en el club más popular del mundo. Más tarde, en Inglaterra pasó de Louis a Mourinho, que no le dio continuidad y quedó relegado al banquillo. Tocó fondo entonces: “Jugaba en uno de los mayores clubes del mundo, vivía en una hermosa casa con piscina, con mi mejor amigo, Gigi, y conducía un Rolls Royce. Pero era infeliz”, apunta en su biografía ‘Corazón de león’.

Una oportunidad en Lyon

Encontró la oportunidad esperada en Lyon. El Olympique apostó por su talento y fue entonces donde explotó nuevamente en el ámbito futbolístico. Empezó a jugar más por el centro (ha disputado casi la mitad de los partidos como referencia ofensiva) y demostró su eficacia goleadora. En 178 partidos logró 76 goles y aportó 55 asistencias.

En Francia, donde jugó por tres temporadas y media, terminó como capitán. Demostró ser un futbolista versátil, dinámico y que es capaz de jugar en todas las posiciones atacantes, aunque se desenvuelve perfectamente como ariete. Fue en el Lyon donde convenció a Koeman cuando entonces era seleccionador de Holanda, y Ronald fue clave para él porque le ofreció la oportunidad de jugar como delantero centro en la ‘oranje’.