Uno de los mejores goles que se recuerda en Champions League lo marcó Cristiano Ronaldo de chilena ante la Juventus, con Buffon estático en el arco mientras todo el estadio italiano aplaudía al portugués, que en el córner agradeció aquel gesto. Terminó la temporada y CR7 se marchó a Turin para vestir los colores de aquellos rivales.

Su llegada dio un plus a la Juventus, que se consideró favorita a ganar la Champions League pero todo se quedó allí, en sensaciones, porque el rendimiento de los jugadores se fue quedando estancado tal como lo reconoce el portero de aquella noche mágica, ahora jugador del Parma en categorías inferiores.

“Su llegada rompió el ADN del club, comenzamos a sentir que con él era posible ganar todo y dejamos de esforzarnos más, perdimos humildad y no volvimos a jugar como un equipo”, reconoció Buffon, asegurando que todo el peso de los resultados quedó cargado en las botas del portugués.

Aquel equipo de la Juventus que además perdió una final de Champions contra ese mismo bloque del Real Madrid, era el colofón del proyecto de reconstrucción que se llevó a cabo en Turin tras el descenso de 2006, con una plantilla llena de grandes jugadores que tampoco consiguió levantar la orejona.

En el camino se toparon con el Barcelona de la MSN y el Real Madrid de la BBC, los máximos rivales que tuvo y a los que no pudo derrotar. Ahora, con un nuevo bloque de jugadores y el regreso de Allegri, los bianconeros buscan resurgir y darle nuevos matices a una plantilla que parece perdida.

Dybala y 10 más

Paulo Dybala sigue siendo el talismán del club, un caso parecido al del retirado Del Piero. Mucha habilidad y talento, gran capacidad de liderazgo, pero poca regularidad, aunque con la 10 en la espalda también. La Juventus busca renovarle a toda costa y esperan que con él se pueda reconstruir el equipo.