El gran lío del fútbol francés no tiene que ver con Messi, sino con la TV

Desde que la palabra Covid apareció en el panorama de la información internacional, muchos negocios, acuerdos y costumbres se han visto afectadas de manera directa, generando pérdidas tan grandes como irrecuperables. Francia está viviendo esta situación en este mismo instante con su liga de fútbol.

La Ligue de Football Preofessionnel (LFP) tiene en frente el derrumbe de su estructura tanto en Ligue 1 como en Ligue 2, categorías principales del fútbol francés. Desde que decidieron cancelar el contrato de transmisión que tenían con Canal Plus y también beIN Sports, las cosas no han salido particularmente bien.

Porque el contrato más lucrativo se plantó en la puerta con una oferta superior al millardo de euros por año a partir del año 2020 por parte de Mediapro, pago que no apareció una vez comenzó a correr el tiempo estipulado, por lo que tras cuatro meses desde el inicio la LFP decidió terminar la vinculación legal con la empresa.

Todo terminó con un pago de 100 millones de euros para renunciar a los derechos de ambas categorías y Mediapro sin el contrato, además de la LFP huérfana de espacios para poder transmitirlos. Desde ese momento, Netflix, DAZN, Amazon y Discovery se han paseado por las subastas pero ninguna es capaz de favorecer las pretensiones francesas.

Desde el fracaso de Telefoot (Mediapro) hasta el anuncio oficial de que se cancelaba la subasta, el fútbol francés entró en un período de reflexión y planificación de 48 horas para tomar la decisión final sobre este asunto. No se descarta ninguna acción concreta y la posibilidad de ver algún servicio de streaming no sería descabellada.

Cautela y precaución

Pensar en el dinero de manera directa generó una gran caída para el fútbol francés, ya que no solo perdieron una gran oferta que no pudieron ni comenzar a disfrutar, también se quedaron sin el plan anterior al ausentarse de la subasta los canales tradicionales de difusión, Canal Plus y beIN Sports.

En caso de volver a fracasar al momento de negociar los derechos o en el peor caso, no conseguir un trato al menos justo, una gran cantidad de empleados directos de las competiciones podrían quedarse sin trabajo y se añadiría una huelga en medio de la ya complicada situación.