Hay partidos que se ganan por jugadas individuales, por momentos de 'gracia' de un futbolista y eso lo saben en el FC Barcelona después de la etapa de Leo Messi comandando el equipo y definiendo por sí mismo, cuantas veces quiso, los enfrentamientos. De allí que, aunque la efectividad colectiva es el norte de los de Ronald Koeman, sea clave que las estrellas que han quedado en el equipo sean capaces de 'resolver' cuando colectivamente no se encuentran salidas para decantar el resultado a favor. 

En San Mamés fue Memphis, con un golazo espectacular, además de un Frenkie de Jong que 'manda' en el campo, defensiva y ofensivamente. Los dos neerlandeses fueron los puntos diferenciadores de un Barça con muchas sombras y pocas luces, que deja en el foco a varios jugadores, sobre todo Antoine Griezmann, quien ante los 'leones' demostró que no se ha puesto la capa de líder que tanto se espera. El francés fue intrascendente en el campo y, lejos de lo que mostró contra la Real Sociedad (estuvo muy activo), frente a los bilbaínos fue uno de los más discutidos. 

A Griezmann no se le puede discutir su compromiso en el campo ni sus ganas de ayudar al equipo, pero su rendimiento sí. Tiene la presión en su contra, porque se espera demasiado de él, con mucha razón. Es la gran estrella del equipo, por su trayectoria y porque es el segundo fichaje más caro de la historia del club (por detrás de Philippe Coutinho), además de que es el que más cobra, con diferencia, por año. Motivos 'alejados' de lo deportivo, tal vez, pero que tienen muchísimo peso. 

A eso hay que sumarle que, con la salida de Leo Messi, el 'Principito' está llamado a vestirse de líder. Antes se discutía que no encontraba sitio, que estaba condicionado por la 'libertad' del argentino en el campo... Ahora cuenta con todas esas 'facilidades' en el terreno y sigue sin ser el jugador que espera el Barça, más allá de sus asociaciones. Tan crudo como pueda ser, en el conjunto azulgrana los aficionados esperan que sea un goleador y, de momento, no lo ha demostrado. No se ha estrenado en Liga y tampoco marcó en la pretemporada. 

Griezmann debe asumir su nuevo rol 

"Tengo que coger más protagonismo", dijo Griezmann tras el partido en San Mamés, siempre dando la cara (en las buenas y las malas). "Intento ayudar al equipo, ya sea en ataque o en defensa, aunque las cosas a veces no salen como uno quiere", terminó diciendo. Lo cierto es que sabe lo que tiene que hacer, pero... ¿Qué es lo que falta para que lo consiga? ¿Que asuma definitivamente sue nuevo rol? 

En cualquier caso, tiene que apurarse. Va a ser titular indiscutible, de eso no hay duda, pero tiene que 'despertar' y hablar en el campo porque, si esto sigue como va, terminará pasando de ser el socio de Leo Messi a ahora ser el de Memphis Depay, cuando está más que claro que él tiene que ser el nuevo motor ofensivo del equipo dirigido por Ronald Koeman.