Arthur se ha revalorizado más de medio millón por cada partido con el Barça

En el FC Barcelona​ eran conscientes de la necesidad de realizar una operación antes del 30 de junio que pudiese hacer cuadrar las cuentas de los balances del presente ejercicio económico. Es por ello que la Juventus de Turín, que tenía el mismo problema financiero, se convirtió en un aliado de peso para poder negociar una operación que ayudase a ambos equipos a cumplir con los objetivos económicos.

Ambos equipos tuvieron claro desde el principio que la mejor fórmula era un intercambio de futbolistas y tanto catalanes como italianos tuvieron claras también sus preferencias. El FC Barcelona consideró que Miralem Pjanic era la pieza ideal para completar el centro del campo, mientras que en la Juventus se decantaron por Arthur Melo​ como fichaje estratégico de futuro.

Dadas las necesidades del club azulgrana, se autorizó a la Juventus a negociar con el centrocampista brasileño, aunque el FC Barcelona tenía claro que no iba a dejarle marchar por un precio que no diese evidentes beneficios. Finalmente, la operación se cerró por 72 millones de euros fijos más otros 10 posibles en concepto de variables, unas cifras que cumplieron con creces con la amortización del goiano. 

Hay que tener en cuenta que Arthur Melo había llegado al FC Barcelona por 31 millones de euros fijos más otros nueve por objetivos y que, desde que se oficializó la operación, el todavía centrocampista culé ha jugado 72 partidos con la camiseta azulgrana: 48 encuentros de LaLiga Santander, 10 de Copa del Rey, uno de Supercopa de España y 13 de Champions League.

Por tanto, su revalorización en dos temporadas ha sido de 41 millones de euros habiendo defendido en 72 partidos oficiales la camiseta del Barça, por lo que su revalorización ha sido de 570.000 euros por cada encuentro, más de medio millón de euros. Unas cifras que han permitido amortizarle de sobras y también cuadrar los balances del presente ejercicio económico tras la pandemia.

Arthur no ha explotado

Arthur Melo generaba mucha ilusión tras su llegada al Barça, pero en dos temporadas no consiguió explotar. Su falta de capacidad física, sus continuas lesiones, el ritmo lento de su juego y su poco atrevimiento para arriesgar en la toma de decisiones fueron rebajando las expectativas en un jugador que ha sido atropellado por Riqui Puig. El catalán ha entrado con fuerza y ha demostrado, en poco tiempo, que puede adaptarse mucho mejor al 'estilo Barça'.