El FC Barcelona tuvo que remar contracorriente para llevarse los tres puntos este jueves contra el Celta de Vigo, en Balaídos, tras una injusta (o al menos muy discutible) expulsión de Clément Lenglet en el minuto 41 de juego. El central francés ya había sido amonestado minutos antes por un corte que podría haberse quedado perfectamente en falta, nada más.

Esa amarilla rigurosa, sin embargo, derivó en otra que fue fatal para los intereses del galo. Lenglet no midió bien al soltar el brazo y contactó levemente con la cara de Denis Suárez, en carrera. El gallego se frenó y el árbitro del partido, Del Cerro Grande, no se lo pensó a la hora de mostrar la segunda cartulina amarilla a Lenglet, que se le quedó mirando con cara de incredulidad.

Probablemente la segunda falta era más amarilla que la primera, pero la realidad es que al colegiado no le tembló el pulso a la hora de mostrar ambas. Y desde el VAR tampoco pudieron corregir nada, al poder entrar sólo cuando se trata de expulsiones directas.

El caso es que a Del Cerro Grande le fue muy fácil mostrar cartulinas amarillas a los jugadores del Barça durante la primera mitad, pero le costó algo más enseñarlas a los locales. Todo ello sin contar otros gestos que llamaron la atención, como el hecho de pitar el fin de los primeros 45 minutos cuando el conjunto de Koeman tenía un córner a favor.

Hasta Koeman protestó en el túnel

Incluso Koeman, un tipo tranquilo, estuvo dialogando ampliamente con Del Cerro Grande en el túnel de vestuarios, antes de que los dos equipos saltasen de nuevo al terreno de juego para disputar la segunda mitad. También estuvieron en ese corrillo Gerard Piqué y Leo Messi, quienes llevaron la voz cantante de las protestas en el bando azulgrana.

Por suerte, el FC Barcelona no necesitó ningún tipo de condicionante extra para ganar el partido con soltura. Incluso en la segunda mitad mejoró, con un jugador menos, y marcó dos dianas que acabaron de decantar la balanza. Victoria importantísima y de mucho mérito para sumar un seis de seis en puntos, con siete goles a favor y ninguno en contra. Inicio inmejorable para un Koeman que, como sus jugadores, sonríe de oreja a oreja.

Lo mejor de Lenglet en el Barça