La metamorfosis de Dembélé: De apuesta fracasada a joya de presente y futuro

El FC Barcelona convirtió a Ousmane Dembélé hace dos veranos en uno de los fichajes más caros de su historia, y tras varios meses de sufrimiento, empieza a pensar que el esfuerzo valió la pena. Después de una intensa lucha con el Borussia Dortmund, los catalanes invirtieron 105 millones de euros en su incorporación -más alrededor de 20 en conceptos variables-, una cantidad que parecerá barata si el de Vernon confirma su tremendo potencial.

Desde luego, el primer año del francés en la Ciudad Condal fue para echarse a temblar, porque ni en mentalidad ni en cualidades se veía a la joya que los culés presumían de haber contratado. El joven estaba ausente, desconectado y tuvo serios problemas de adaptación, agravados por dos lesiones musculares graves, valga la redundancia, que amenazaron con convertirse en una causa perdida.

El extremo apenas jugó 23 partidos a lo largo de la temporada, que se cerraron con 4 goles y 8 asistencias pero con la estadística más o menos salvada, lo preocupante eran las sensaciones, ya que no parecía que pudiera encajar en ningún sentido. Estaba fuera de sitio, funcionaba a chispazos y no enganchaba con el resto de estrellas, y lo peor es que no había remedio posible para tanto desconcierto.

Enfadado por los rumores sobre una posible venta, el galo adelantó su regreso de las vacaciones el pasado verano, y arregló el lío a medias. Su fluidez no acababa de asomar, pero al menos empezaba a destacar con apariciones salvadoras en forma de dianas o asistencias. El osbtáculo entonces cambio de lugar, y pasó de los terrenos de juego a la Ciudad Deportiva.

Dembélé estuvo a juicio por su irresponsabilidad y falta de compromiso, pero cuando estaba a punto de descarrilar, reaccionó. Compañeros, técnicos y directiva le advirtieron que no se toleraban más retrasos a los entrenamientos ni más desplantes por sus suplencias, y a base de advertencias, en su cabeza pareció activarse un interruptor.

Las dudas dejaron su sitio a las certezas, y el delantero empezó a brillar y a sentirse integrado. A nivel personal, no ha vuelto a salirse del camino correcto, y a nivel deportivo, está siendo uno de los referentes clave del Barça 2018-19. Sus 13 goles, 7 asistencias, y de nuevo, las buenas sensaciones, hablan por él, porque este es el Ousmane Dembélé al que todos querían ver.

Dembélé puede ser un líder para el Barça del futuro

Su carácter tiende más a la introversión y a la timidez, pero con el balón en los pies, Dembélé ya ha demostrado que está capacitado para ser uno de los líderes en el Barça del futuro. El francés ha mejorado su conexión con Leo Messi en este curso, pero cuando el argentino ha estado tapado, 'tocado' o ausente no le ha quemado la responsabilidad de tirar del carro. Con compañeros como Arthur, Frenkie de Jong o perlas de la Masia como Carles Aleñá o Riqui Puig, puede estar muy bien respaldado, y mantener la trayectoria plagada de éxitos de un equipo que no quiere frenar.