A principios de la temporada 2010-11, el FC Barcelona visitaba el estadio Vicente Calderón para medir sus fuerzas con el Atlético de Madrid en un duelo en el que el equipo azulgrana, entrenado por aquel entonces por Pep Guardiola, se llevó los tres puntos después de ganar por 1-2. Un encuentro en el que los culés fueron superiores, aunque llevándose un susto mayúsculo y no precisamente pro el marcador.

Corría el minuto 90, con los azulgranas arriba en el electrónico, cuando Leo Messi se escapaba en una jugada de contragolpe. Fue entonces cuando, durante la conducción del argentino, Tomas Ujfalusi, defensa del Atlético de Madrid, entró a destiempo y le pisó el tobillo a la 'pulga'. La entrada fue salvaje, desgarradora, y dejó al azulgrana tumbado sobre el terreno de juego.

Naturalmente, Ujfalusi vio la roja directa, aunque lo curioso es que encima la protestó y se fue del campo con cara de no saber lo que había podido suceder para que le expulsaran. Pero lo sabía perfectamente. Aunque posiblemente sin intención, su entrada es de las más salvajes que se recuerdan. El tobillo de Messi quedó completamente doblado, fue retirado en camilla y lo más raro de todo es que solamente fue un esguince.

A partir de entonces, se dijo que el '10' tenía un tobillo de goma, ya que es posible que cualquier jugador del mundo se hubiese fracturado la articulación en una acción de esas caracrerísticas. La gravedad de la situación fue tal, que el propio Guardiola​ acabó defendiendo al defensa checo en sala de prensa. "Si yo viera a algún jugador que va a lesionar a otro, lo diría, pero no es el caso. No fue con mala intención, pero esto pasa en el fútbol", dijo el catalán.

Otra metedura de pata de Ujfalusi

Ujfalusi, además de su salvaje entrada, estuvo tremendamente desafortunado en las declaraciones posteriores ya que, escuchándole hablar, la víctima parecía él. "Tuve mala suerte porque fue Leo, si fuese otro jugador no se hablaría tanto. Entendí a la prensa, estamos hablando de Messi, el mejor jugador del mundo. La gente disfruta con él y se preocupa por él", comenzó.

El zaguero colchonero, por último, lamentó la acción. "Con la velocidad que tenía no podía pararme y tuve la mala suerte de pisarlo el tobillo. Me controlaba siempre. Son cosas que no te gustan, pero no puedo quitar los pensamientos de la gente. No soy un jugador así, entro duro, pero siempre disputando la pelota. Lo que pasó, pasó, lo siento, pero no lo puedo cambiar"