Pese a que Cristiano fue quien empezó el Clásico más enchufado, al marcar un gol que fue anulado por fuera de juego y desequilibrar cuando recibía el balón en las inmediaciones del área de Ter Stegen, la realidad es que la gran estrella del Clásico, o una de ellas, acabó siendo Leo Messi.

Los 650 millones de personas que presenciaron el Clásico en 182 países distintos pudieron comprobar una vez más, con sus propios ojos, quién es en realidad el mejor jugador del planeta. Leo Messi repartió la asistencia del último gol, el de Aleix Vidal desde fuera del área, y además fue el artífice del segundo tanto del partido desde el punto de penalti.

Tiró un sombrero a Casemiro, rompió a Marcelo, colocó un balón medido a Paulinho, desequilibró siempre que tuvo el balón en las botas y dotó a sus compañeros de grandes asistencias y combinaciones gracias a su magnífica técnica y visión de juego, que sirvieron para nutrir el flanco de ataque del FC Barcelona con jugadas ofensivas que pusieron el miedo en el cuerpo a los merengues.

Messi, el extraterrestre del fútbol

Aunque Cristiano Ronaldo haya ganado en este 2017 el FIFA The Best y el Balón de Oro, los premios individuales no tapan una realidad que queda patente con el paso de cada jornada, sea en LaLiga, en Champions League o en cualquier otra competición.

Leo Messi está a años luz de Cristiano Ronaldo, y también del resto de jugadores. No sólo por el estilo de juego, técnica y visión que saca a relucir en cada partido, sino por lo determinante que es siempre. Lee los partidos y las jugadas como nadie, sabe cuándo acelerar, cuándo pasar y cuándo reducir la velocidad del juego para hacer más daño al rival. No hay un futbolista más inteligente que él. Y, por suerte, juega en el Barça.