Parece que fue ayer cuando ese tímido chico argentino deslumbraba en las categorías inferiores del FC Barcelona. Ni él mismo se podía imaginar entonces todo lo que estaba por llegar, todo lo que su talento le regalaría al mundo del fútbol. Años después de su debut con el primer equipo y tras recojer su sexto Balón de Oro, el mundo del deporte solamente puede mirarlo como lo que es: el mejor futbolista de todos los tiempos. 

"Esto se disfruta muchísimo más porque se va acercando la retirada", dijo Leo Messi cuando le entregaron por sexta vez ese trofeo redondo y dorado que le acredita como el mejor del año. Una frase que generó revuelo pero que, como todo en esta vida y especialmente en el campo semántico del tiempo, puede llegar a ser muy relativa como para que nos asustemos.

Es cierto que Leo Messi ya tiene 32 años y que se va acercando cada vez más a la edad en la que las grandes estrellas se retiran. Pero también hay que tomar como referencia que el capitán culé siempre ha dicho que seguirá jugando al fútbol mientras sienta que su cuerpo le da la suficiente capacidad como para seguir estando al máximo nivel.

En este campo no hay dudas. Leo Messi lleva años reinventando su estilo de juego para seguir siendo el mejor temporada sí y temporada también. Empezó siendo un delantero de "yo me lo guiso, yo me lo como"y así llegó a ser el mejor, pero con el paso del tiempo se ha convertido en un hombre de equipo, más solidario pero con una tremenda inteligencia y un talento que le siguen manteniendo como un goleador letal.

Leo Messi sigue estando en un estado de forma brutal y no se puede decir precisamente que haya perdido la chispa. Pero, además de verse sano y en un estado físico envidiable, sin apenas lesiones y a un nivel de juego formidable, hay que añadir que sigue sin perder la motivación. Quiere títulos, quiere la Champions League, está hambriento y, mientras eso siga así, poco hay que temer a que decida dejarlo.

A Messi le queda cuerda

Estamos ante un futbolista que no ha perdido ni el instinto de gol ni el desborde, aunque sí hace una lectura del juego todavía mejor que antes. Antes era un futbolista que jugaba mucho más por su cuenta y destacaba por jugadas brillantes que él mismo definía. Sin embargo, su evolución le ha llevado a practicar un juego mucho más colectivo que todavía es más beneficioso para el equipo. En estas circunstancias, no nos pongamos nerviosos. Todavía queda mucho Messi.