El Sevilla FC de Jorge Sampaoli hizo caer en una trampa al FC Barcelona desde el inicio del partido. Los rojiblancos salieron con una presión alta, mucha agresividad y las ideas claras de robarle la pelota al equipo blaugrana. Su presencia era mayor en el medio y el Barça,  con la "MSN" desconectada y un centro del campo desbordado, no podía hacer más que achicar agua como marinero en un navío a punto de zozobrar. Sin embargo, el genio Messi rompió la dinámica con su gol.

Fue tras un contragolpe de libro, originado entre Denis Suárez y Neymar Júnior. Esa variante en el juego que salva al equipo en determinados momentos y que en este caso le dio una bombona de oxígeno. Pues fue después del descanso cuando se vio a un Barça totalmente diferente, controlando el partid y dejando a Leo como director de orquesta haciendo lo que le diese la gana.

"En la segunda parte hemos cambiado la línea de atrás subiendo a Sergi Roberto como pivote y así hemos generado más superioridad en el centro del campo. En alguna ocasión era Sergi Roberto el que se incorporaba y en otra Umtiti, según la circunstancia que más nos interesaba, pero así hemos conseguido encontrar más veces a Leo Messi y generar más ocasiones", confirmaba "Lucho" en la rueda de prensa posterior. 

Qué variante tan importante esa, la de un Roberto apareciendo en el medio para romper el poder sevillista. Un comodín que nadie esperaba y que fue capital en la victoria final. Luis Enrique tocó la tecla correcta en el entretiempo y sus muchachos acabaron con la superioridad local. Y, encima, tenían a Leo...