El pasado mes de enero, el FC Barcelona anunció la destitución de Ernesto Valverde. Según varios sectores de la prensa, desde la directiva del club se consideró que el cambio debió realizarse en verano, pero  supuestamente los jugadores abogaron para que el Txingurri se quedara. Finalmente, tras la eliminación en la Supercopa de España, el Txingurri fue cesado para dar paso a la llegada de Quique Setién al banquillo.

El reto que el cántabro tenía por delante era mayúsculo, ya que debía asumir las riendas de un equipo potente, con la exigencia de ganar títulos y sin tiempo para prepararlo todo mediante una pretemporada. Setién entró en el equipo mostrando su personalidad y, desde el inicio, implantó un esquema distinto al de sus antecesores que se basaba en una línea de tres defensas centrales, carrileros largos y dos atacantes.

Con ese dibujo táctico, Setién había conseguido adaptar sus ideas al Real Betis y por ello también intentó utilizarlo en el FC Barcelona con el objetivo de recuperar ese juego de posesión y posición que el equipo había perdido tras bajas como las de Xavi Hernández Andrés Iniesta. Desgraciadamente, la idea del santanderino no obtuvo buenos resultados, por lo que finalmente tuvo que volver a rectificar y apostar nuevamente por el 4-3-3 clásico.

Unos meses después de su llegada, da la sensación que el FC Barcelona no ha conseguido modificar en positivo ningún aspecto de su juego. De hecho, los culés se fueron líderes al parón, pero el regreso a la competición tras la pandemia está siendo desastroso. Los culés regalaron media Liga pinchando contra el Sevilla y puede que regalasen la otra media con el empate de este sábado en Balaídos.

Según las informaciones publicadas por el diario Marca, los jugadores del primer equipo del Barça​ han perdido por completo la confianza en Setién. El santanderino no ha sabido enderezar la situación pese a tener tres meses para preparar nuevos conceptos y una parte importante del vestuario estaría descontenta tanto por la manera de dirigir de Setién como por la falta de ritmo en los entrenamientos.

Los jugadores, supuestamente descontentos

Dicho medio de comunicación asegura que muchos futbolistas culés ignoran a Setién cuando les habla, por lo que el cántabro suele delegar en su segundo, Éder Sarabia, las órdenes al equipo. De hecho, hasta Luis Suárez le tiró una pulla asegurando que "son los entrenadores los que deben analizar" tras el empate en Balaídos. De hecho, Bartomeu estaría al corriente del distanciamiento entre el técnico y la plantilla, por lo que podrían haber sospresas a final de temporada.