Si bien el FC Barcelona había dispuesto de muchas oportunidades claras de gol en la primera mitad, en la segunda un despiste costó el empate. Rakitic se equivocó a la hora de conectar con un compañero en el centro del campo, lo que permitió un clarísimo dos contra uno de Okay y Smolov contra Gerard Piqué. El centrocampista turco aguantó el esférico y asistió al delantero ruso, que batió a Ter Stegen casi a puerta vacía.

Parecía un desbarajuste puntual, algo que no debía evitar la victoria del Barça teniendo en cuenta lo bien que habían jugado los culés hasta entonces, y la posibilidad de volver a poner el marcador de cara con 50 minutos, aún, por jugarse. Y lo cierto es que Luis Suárez confirmó la buena dinámica azulgrana deshaciendo de nuevo las tablas en el minuto 66, con un golazo marca de la casa.

Sin embargo, la auto-confianza y la magia de Iago Aspas permitieron que el Celta volviese a empatar en los últimos minutos, fruto de un disparo de falta directa que sorprendió a Ter Stegen y a todo el Barça. Una falta que el Barcelona jamás debería haber concedido, así como los muchos espacios que dejó atrás durante el último tramo de partido.

Puede que influyera el cansancio, pero el hecho es que los de Quique Setién levantaron el pie del acelerador cuando los tres puntos aún estaban en el aire, y acabaron perdiendo dos de ellos. Podrían haber perdido los tres, de hecho, si Nolito hubiese acertado casi a puerta vacía en el último minuto del choque. El caso es que entre Smolov y Iago Aspas igualaron el encuentro, y el Barça se marchó de vuelta a la Ciudad Condal lleno de frustración.

El Barça no puede relajarse ni un segundo

Los errores individuales y el exceso de confianza a nivel colectivo, en momentos puntuales de los partidos, pueden mandar al traste todo el trabajo previo. Volvió a quedar demostrado este sábado, de la misma forma que ha ocurrido en otros duelos importantes de este curso como, por ejemplo, las semifinales de la Supercopa de España ante el Atlético de Madrid.

El Barcelona no puede relajarse ni un segundo si quiere ganar esta Liga, que cada vez está más cuesta arriba y que ahora depende de uno o dos errores del Real Madrid en los próximos partidos. Si los blancos fallan, los culés tendrán alguna oportunidad... aunque, entre el buen momento de los de Zidane y las últimas actuaciones arbitrales, ganar esta Liga cada vez parece más complicado.