El FC Barcelona consiguió una victoria ante el Villarreal, gracias a un doblete de Antoine Griezmann. Con el resultado, los blaugrana se han enchufado en el último tramo de la temporada y tienen serias opciones de llevarse el doblete, sobre todo tras los 'pinchazos' del Atlético y Real Madrid en la última jornada. 

Durante el encuentro, principalmente en la segunda parte, los dirigidos por Unai Emery presionaron al Barça y estuvieron muy cerca de firmar el empate en su estadio. Su 'empuje' se vio frenado, de cierto modo, por la expulsión de Trigueros tras una dura entrada sobre Leo Messi. El árbitro le mostró la cartulina roja al 'groguet' y se marchó al vestuario, una acción que Emery no tomó muy bien. 

El entrenador del Villarreal, de hecho, se quejó en rueda de prensa por la decisión del colegiado, apuntando que "creo que toca balón primero y mi duda es si fuese al revés, si sería expulsión. Creo que es excesiva y de verdad que no sé si se pitaría si hubiera sido al revés", subrayó.

El ex del Arsenal considera que la tarjeta roja cambió el rumbo del partido, pero igualmente el equipo que dirige tuvo serias opciones de igualar el electrónico, aunque no fue suficiente. "Mi sensación tras haber dominado fases del encuentro tras la expulsión es de que hemos encontrado regularidad en el juego incluso con uno menos, algo que no hemos tenido en otras fases de la temporada", apuntó.

El Barça, obligado a aprender del partido en La Cerámica

Emery tuvo razón en algo: el Villarreal tuvo opciones de igualar el marcador en la segunda parte, cuando el Barça estaba a medio gas y no creaba casi peligro en la portería defendida por Sergio Asenjo. Por el otro lado, el 'submarino amarillo' ganaba metros en el campo y preocupaba constantemente a la defensa azulgrana, con varias intervenciones relevantes de Marc-André ter Stegen. 

Lo cierto es que el marcador estaba 1-2 para los culés y la presión era máxima, dejando como enseñanza, una vez más, que no hay que relajarse cuando la victoria se obtiene en la primera parte y que hay que cerrar los partidos para evitar sorpresas del rival, como casi lo logra el Villarreal.