Iniesta demostró contra el Barça que no ha perdido la clase

Uno de los grandes mitos del FC Barcelona, Andrés Iniesta, vivió un momento muy especial este sábado al enfrentarse por primera vez al conjunto azulgrana en su carrera deportiva. El Vissel Kobe se vio las caras con los de Ernesto Valverde en un Noevir Stadium repleto, con las 30.000 butacas llenas para ver el reencuentro de Iniesta, Villa y Samper con su ex equipo.

El centrocampista manchego jugó los primeros 45 minutos ante el Barça y, aunque fue el equipo culé el que llevó la batuta del juego y dominó la posesión, protagonizó algunos detalles técnicos cuando la pelota le cayó en los pies. Disparó contra la portería de Ter Stegen en los primeros minutos del encuentro, y también comandó algún que otro intento de contragolpe de los japoneses.

Se le vio suelto sobre el terreno de juego, con el mismo desparpajo de siempre y, con movimientos de 'gato viejo', provocó desajustes por momentos en la defensa culé. No pudo marcar, ni tampoco asistir a ninguno de sus compañeros, pero al menos tuvo la oportunidad de volver a ver a quienes fueron sus ex compañeros durante tantos años en el FC Barcelona.

Más allá del resultado, que es totalmente secundario, el compromiso permitió a Iniesta ponerse en contacto de nuevo con el 'ADN Barça' sin necesidad de volver a vestir la elástica azulgrana. Se saludó efusivamente con sus ex compañeros antes y después del partido, y en un pequeño parón por lesión aprovechó incluso para beber agua de una de las cantimploras del FC Barcelona.

Iniesta se sintió este sábado como en casa, como si jamás hubiera abandonado Barcelona. Y lo cierto es que le está yendo muy bien en Japón a nivel personal, y está muy a gusto tanto en la ciudad de Kobe como con el trato que todos los ciudadanos le brindan. El manchego es feliz en la isla junto a su familia, pero resulta lógico que el partido ante el Barça le haya provocado cierta nostalgia.

Andrés Iniesta, nostálgico pero a gusto en Japón

No tiene en el Vissel Kobe los compañeros de talla mundial que tenía en el FC Barcelona, y junto a quienes podía crear combinaciones exquisitas que daban la vuelta al mundo. Tampoco tendrá la oportunidad de ganar títulos importantes en el equipo japonés. Pero, al menos, puede vivir sin la presión de antes y disfrutar de los años que le quedan de fútbol. Con la calidad que esconde en las botas, jugará hasta cuando él quiera.