El Real Madrid lleva varios meses buscando un cambio que no llega,y hay varias historias que se empiezan a hacer repetitivas. Aunque la de Casemiro con las tarjetas le conviene bastante, la incapacidad de Zinedine Zidane empieza a ser flagrante, y también la desaparición de un Cristiano Ronaldo al que se le empieza a agotar el crédito.

En el empate frente al Celta, el portugués volvió a tener una de sus conocidas malas noches, y lejos de mantener la intensidad de las últimas semanas, volvió a exhibir un aislamiento alarmante. Durante los 90 minutos que estuvo sobre el césped, apenas tuvo impacto en las intervenciones ofensivas de los suyos, y el par de ocasiones que le llegaron le pillaron desprevenido o con poco acierto.

Al delantero se le acumulan los problemas, porque aunque no parece que su entrenador vaya a optar por sentarle pronto, la competencia le llega desde su propio vestuario. El frágil Gareth Bale fue el guía de los blancos en Balaídos, donde un doblete que tardó dos minutos en sellar a punto estuvo de valer una victoria.

Y peores son las comparaciones con su némesis, el azulgrana Leo Messi, que sigue acumulando recital tras recital y haciendo crecer a un FC Barcelona que ha ido de más a menos. El argentino crea, distribuye, marca y asiste mientras a Cristiano se le han fundido los plomos. Si muchos discutían su superioridad en 2017, el '10' lleva ya mucha ventaja para el curso que empieza en 2018.

Criticado

Con el Real Madrid cuesta abajo y sin frenos, Cristiano no está siendo el salvador que acostumbraba en el Santiago Bernabéu, y se ha perdido en discusiones sobre delitos fiscales, renovaciones o premios el mérito individual. Se acerca un nuevo debate sobre si en verano se quedará o se marchará, pero mientras él asegura que fue "bendecido con el talento", en el césped no le asoma por ningún lado.