Si Cristiano Ronaldo quiere evitar a toda costa las posibilidades de prisión, es posible que deba cambiar de estrategia. El delantero portugués del Real Madrid insistió a lo largo del juicio celebrado este lunes en que no había defraudado a Hacienda, y que todos sus movimientos fiscales se habían hecho correctamente entre los años 2011 y 2014.

A Cristiano se le imputan cuatro supuestos delitos fiscales comprendidos en este periodo, pero durante el juicio dejó clara su postura de que estaba sentado ahí porque se llamaba Cristiano Ronaldo, y no por otra cosa. "Si no me llamara Cristiano no estaría aquí", manifestó, quitándose la americana y bebiendo abundante agua para calmar los nervios.

Cristiano se puede enfrentar a una petición mínima de 7 años de cárcel por sus cuatro presuntos delitos, pero todavía tiene una manera de reducir la pena y evitar al cien por cien las opciones de cárcel. Hasta el 11 de agosto puede obtener el máximo posible de atenuantes y regatear así las opciones de ingresar en la cárcel si es condenado finalmente.

El orgullo puede pasar factura a Cristiano

El juez encargado del caso podría aplicar la atenuante muy cualificada de regularización extemporánea y reducir la pena a la mitad o a la cuarta parte, siempre y cuando Cristiano Ronaldo se comprometa a asumir el delito y pagar la multa correspondiente (alrededor de 28 millones de euros), mostrándose además dispuesto a colaborar para esclarecer los hechos.

Pero, si sigue sin querer colaborar, es posible que el caso acabe en el Tribunal Superior de Justicia y la situación se agrave todavía más. De momento, su última publicación en las redes sociales deja claro que está lejos de cambiar de táctica.