El afán de protagonismo daña la imagen de Cristiano Ronaldo

Tras el pitido final del árbitro, este sábado en Kiev, seguro que ningún madridista esperaba que algo pudiese ensombrecer la conquista de la decimotercera Copa de Europa en la historia del Real Madrid. Un hito que jamás ha conseguido nadie, como el hecho de haber ganado además las tres últimas ediciones de la Champions League.

Pero Cristiano Ronaldo, que no marcó en la final contra el Liverpool como tampoco lo hizo en semifinales frente al Bayern Múnich, tenía una sed de protagonismo acumulada que le hizo reventar. Quizá no soportó que Gareth Bale y el guardameta Karius fuesen los grandes protagonistas del encuentro, y fue por eso que soltó una 'bomba' en el momento más inoportuno.

Sus palabras, dejando entrever su posible marcha del club blanco este verano, sentaron como un jarro de agua fría que enturbió la celebración del madridismo y, como es natural, generó un aluvión de críticas -en muchos casos silenciosas o veladas- hacia el jugador portugués, principalmente por el hecho de haber anunciado sus pensamientos justo en ese preciso instante.

Cuando todo debía ser alegría y júbilo, Cristiano quiso copar portadas a pesar de que eso implicara la preocupación injustificada de millones de madridistas. Sus declaraciones, pase lo que pase con su futuro, le han costado caras. La imagen mediática de Cristiano Ronaldo se está viendo terriblemente dañada, por la valoración de los periodistas ante su despropósito y, sobre todo, de los aficionados.

Cristiano Ronaldo, todo sea por los focos y la fama

¿Cómo puede alguien tener un ego tan grande? Cristiano lo tiene, y aunque ese es uno de los factores que le han llevado a trabajar a destajo para convertirse en uno de los mejores jugadores del mundo, también es una losa que, en determinadas ocasiones como la de este pasado sábado, le dejan en evidencia delante de todo el mundo.

Tras su sorprendente revelación, está claro que si Cristiano Ronaldo acaba quedándose en el Real Madrid será muy criticado, y de forma más que justificada. Todos los dolores de cabeza, la amargura y el revuelo que ha levantado habrán sido en vano, absolutamente para nada. Bueno, sí... Para que, un día más, su cara vuelva a salir impresa en los periódicos de todo el mundo.