La vuelta de cuartos de final entre Real Madrid y Bayern de Munich siempre será recordado por el robo espantoso de Viktor Kassei contra el conjunto alemán. Sin embargo, y a pesar de que a muchos les ha pasado desapercibido, el Madrid-Bayern también será recordado por ser el primer partido en el que el Santiago Bernabéu se hartó, definitivamente, de Cristiano Ronaldo.

A pesar de su "hat-trick", con dos goles en fuera de juego, el de Madeira se llevó varias fuertes pitadas por parte de su afición al ver su apatía y su baja forma sobre el terreno de juego. De hecho, cuando anotó su primer gol del partido, se fue directamente hacia la afición con el dedo índice en la boca. Pidió silencio a su propia afición y posteriormente se encaró a ella, hasta que varios compañeros se lo llevaron.

Y por si quedaba alguna duda, el propio jugador lo destacaba al concluir el partido. "Yo sólo pido que no me piten aquí, eso jamás, a mi lo demás me da igual, pero no quiero que me silben. Yo siempre doy el máximo y cuando no marco intento trabajar para el conjunto", dijo el atacante.

El ego de Cristiano Ronaldo, tocado

Lo que está claro es que a las primeras que van mal dada al equipo madridista, el siete blanco es el blanco de las iras de la afición. A nadie se le escapa que ya no es el de los mejores años y que su multimillonaria renovación ha sido un suicidio para la entidad.

Eso sí, con la complicidad de los árbitros demostró que puede seguir siendo todo un goleador. Si no necesita ni desmarcarse y le vale con quedarse solo ante la portería rival en posición irregular, CR7 demuestra que así sí puede marcar.