El Real Madrid a punto estuvo de realizar un ridículo monumental en la final del Mundial de Clubes de Japón 2016 contra el Kashima Antlers, pero una vez más el arbitraje, en este caso el del colegiado africano Janny Sikazwe, le benefició al perdonar el árbitro de Zambia a Sergio Ramos la segunda tarjeta amarilla en el minuto 89 de partido, que habría conllevado serios problemas para los de Zidane en la prórroga.

El defensor de Camas debió haber visto la segunda cartulina después de frenar con una lamentable patada al jugador nipón Mu, cuando corría el minuto 89 y el empate a dos estaba vigente en el electrónico. Todo ocurrió en una jugada en la que los merengues habían sido cazados al contragolpe. Ramos lo abortó con esa falta, pero el árbitro no fue lo suficientemente valiente como para expulsarle.

"No fue más que una falta de comunicación entre mi asistente y yo"

Incluso pudo verse cómo Janny Sikazwe se echaba la mano al bolsillo, pero al percatarse de que era el sevillano se guardó la tarjeta, con el objetivo de no molestar, por supuesto, a los intereses del Real Madrid. Pues bien, en las últimas horas el colegiado se ha justificado con una excusa ridícula en una entrevista concedida a "filgoal.com".

"No fue más que una falta de comunicación entre mi asistente y yo. Él me señaló la falta y me dijo por el auricular 'sin tarjeta', pero yo entendí 'tarjeta'. No fue más que eso, una falta de entendimiento. No fue por el vídeo arbitraje, fue algo que quedó entre mi asistente y yo", ha comentado, en unas declaraciones que no tienen sentido alguno.

Sin tarjeta a Sergio Ramos... El Real Madrid con ventaja

Esa jugada decisiva dejó tocado al Kashima, cuyo banquillo pidió la revisión del vídeo a través de videoarbitraje, cosa que no aceptó el juez. Y es que ya había dado la sentencia a la jugada, ayudando una vez más al grande y a un Ramos que hace tiempo que "baila" en los límites de la legalidad, tanto en las competiciones intercontinentales como en las europeas y nacionales.