De decepción a mejoría: Las dos caras del Barça contra el Galatasaray

No es un secreto para nadie que el FC Barcelona es todavía un equipo en construcción (o reconstrucción) y aún tiene mucho camino por delante para recuperar su mejor versión, pero también es una realidad que el equipo había dejado la sensación de que las buenas sensaciones y regularidad habían llegado para quedarse después de unas semanas ilusionantes en las que al Barça se le vio cara de apisonadora. 

No obstante, los últimos dos partidos del equipo dirigido por Xavi Hernández están lejos de ser los 'mejores' desde que el técnico egarense ocupa el banquillo azulgrana. El Barça ha dejado, contra el Elche y Galatasaray, un partido sin brillo y con dudas en las primeras mitades, con actuaciones muy alejadas de lo que, en general, está ofreciendo el equipo y con una efectividad goleadora menor a la de partidos anteriores. 

Es evidente que en todos los enfrentamientos no se puede marcar cuatro o tres goles, pero el Barça en todos había dejado una sensación de superioridad abrumadora y ocasiones claras para buscar matar al equipo rival. Contra el Galatasaray, sin embargo, se vio al Barça 'menos de Xavi' y más parecido al de Ronald Koeman: Un equipo que se perdía entre líneas, sin claridad para crear en zona de tres cuartos y con muchas dificultades para generar peligro en los últimos metros. 

De hecho, en la primera parte contra el cuadro turco, el Barça solo tuvo dos acercamientos importantes, ambos fabricados por Memphis Depay y salvados por Iñaki Peña que, por cierto, ha abierto su candidatura para ser la competencia de Marc-André ter Stegen bajo los tres palos azulgrana. El caso es que el alicantino fue clave para detener los dos disparos que consiguió el '9' azulgrana, primero desde un tiro libre directo. Memphis disparó ajustado al poste y el guardameta voló a su derecha para salvar a los suyos. El neerlandés volvió a avisar con un derechazo potentísimo que Peña repelió con un paradón. 

Xavi, el intervencionista

La buena noticia y lo que ha diferenciado de la 'era Koeman', incluso en partidos complicados y atascado, es que el entrenador egarense ha tirado de intervencionismo desde el banquillo para buscar cambiar la historia y lo ha hecho desde temprano, que es un factor importante. Xavi entendió que, pese a que esa era su intención, es imposible rotar en un partido de octavos de final de la Europa League (lección aprendida). 

Tiró de dos jugadores fijos como Sergio Busquets y Gerard Piqué tras el descanso y poco después entró Pierre-Emerick Aubameyang. El Barça cambió su cara y mejoró su puesta en escena, dominando por completo el partido y con acercamientos más seguidos a la portería de Iñaki Peña, aunque terminó siendo insufuciente para amarrar una victoria que iba a tranquilizar al equipo de cara a la vuelta en Estambul.