El año 2020 se iniciaba para el FC Barcelona con el primer título de la temporada en juego. Era la Supercopa de España, con un cambio de formato y de fechas que incluía unas semifinales antes de poder pasar a disputar el título en la final. Una ronda inicial que los culés no superaron, cayendo en las manos del Atlético de Madrid.

Es cierto que la Supercopa es un trofeo menor, al que no se le da el mismo valor que el resto de títulos que se disputan en la temporada, pero las sensaciones que transmitió el equipo fueron de impotencia. Dominio absoluto en gran parte del partido para acabar 'regalando' la final al Atlético con una alarmante desconexión en el tramo final del encuentro.

El fracaso en la Supercopa no es el descalabro total de la temporada, pero sí un aviso de lo mucho que tiene que mejorar el equipo si quiere estar peleando por los títulos en mayo. A este Barça le faltan ideas y vigor y, viendo que el Real Madrid se ha puesto las pilas, es muy necesario activarse para no despedirse antes de tiempo de la pelea por las grandes competiciones.

Los dos próximos meses serán cruciales para el FC Barcelona. En primer lugar, porque los culés están igualados a puntos en LaLiga con un Real Madrid que cada vez va a más y que apenas se está dejando puntos. Quedan partidos complicados por delante durante las próximas semanas, como la visita a Mestalla para jugar contra el Valencia o el Clásico del Santiago Bernabéu.

En las próximas semanas también se pondrá en juego la Copa del Rey, periodo en el que se decidirán los finalistas. Un torneo en el que el FC Barcelona quedó subcampeón la pasada campaña y que en la presente deberá pelear contra viento y marea para repetir final en el último tramo de temporada.

La Champions League, en juego en febrero

La necesidad de mejorar también es evidente en vistas a la disputa de los octavos de final de la Champions League​ contra el Nápoles, que se iniciará a finales de febrero con la ida y segurá con la vuelta a mediados de marzo. La 'orejona' es el gran reto del FC Barcelona y, desde luego, no se va a ganar si las sensaciones del equipo no mejoran en un futuro a muy corto plazo.