Sergio Busquets es el mejor mediocentro defensivo de la historia que ha dado España. De la mano de Pep Guardiola llegó, del filial, al primer equipo y en pocos encuentros se consolidó como titular indiscutible. Sus éxitos, tanto internacionales como a nivel de clubes, lo avalan para entrar en el salón de la fama del fútbol. No obstante, los años pasan para todos.

Después del desastre de Lisboa y con la llegada de Koeman, el FC Barcelona necesitaba una evidente renovación. Las vacas sagradas que ganaron el último triplete en 2015, seguían siendo titulares indiscutibles, más de cinco años después, cosa que tenía que cambiar. Sergio es el ejemplo perfecto de la transición que está sufriendo el equipo blaugrana.

Para el técnico holandés, el único pivote indiscutible en el centro de la medular del conjunto blaugrana es, su compatriota, Frenkie de Jong. El joven neerlandés, que llegó hace dos veranos del Ajax de Ámsterdam, no está pasando por su mejor momento, no obstante, en sus botas hay calidad de sobra para ser el futuro del equipo en esa posición.

Por ese motivo, Sergio Busquets ahora tiene un papel totalmente distinto al que tenía antaño. Se trata de un jugador importante que alterna sus apariciones con una de las nuevas incorporaciones de este verano, Miralem Pjanic, un jugador menos defensivo que el catalán, pero que llegó a darle fondo de armario al banquillo culé. Como jugador veterano, debe seguir ayudando a los más jóvenes, desde dentro.

Un dato escalofriante

A veces, cuando se recuerda la época dorada del Barça, muchos se olvidan de lo importante que fue Sergio Busquets para la consecución de tanto títulos. De hecho, el de Badía del Vallés, tras su suplencia ante Ferencváros y Juventus, se sentó en el banquillo durante dos encuentros consecutivos de Champions League, diez años después de la última.