Después de una temporada algo convulsa, el FC Barcelona encaraba el verano dispuesto a recomponerse y recuperar la ilusión con algunos ajustes en forma de fichajes de calidad. La llegada de Ernesto Valverde devolvió la motivación a la plantilla, pero apenas llegaba la calma todo se torció con la marcha de Neymar.

La operación del PSG por el brasileño ha desestabilizado el vestuario de uno de los grandes clubs de Europa, que ahora está desprotegido ante la ofensiva de los 'nuevos ricos' y de algunos clásicos del viejo continente. Y es que sólo la voluntad de los jugadores ha impedido de momento alguna que otra marcha sonada.

Desde la directiva del Barça ya se admitió cierta sorpresa en el caso del brasileño, ya que confiaban en que se quedase "al 200%". Una operación de esa magnitud no se contemplaba hace unas semanas, por el respeto entre entidades, por los deseos del futbolista y por las dificultades económicas que suponía, pero ahora se ha abierto un nuevo y peligroso escenario.

Con un balance de ingresos sorprendentemente inflado, el PSG ha demostrado que no hay 'Fair Play Financiero' que le pare, y los parisinos no son el único conjunto con una envidiable capacidad adquisitiva. Si hay que pagar multas se pagarán, pero a la hora de acudir al mercado, de momento todo vale.

Además, después de la dolorosa experiencia con el brasileño, el Barça ha recibido otro aviso, esta vez en forma de interés por uno de sus canteranos revelación, Sergi Roberto. Al centrocampista le siguen el Chelsea, el Manchester United y el Mónaco, y sólo sus deseos de triunfar vestido de azulgrana han impedido que ingleses o monegascos sacudan otra vez el Camp Nou con una cláusula que apenas alcanza los 40 millones de euros.

Solución urgente

Con el de Reus pendiente de renovar, al Barça se le plantean varias opciones para reconducir la situación del vestuario, que podría agravarse y debilitar a uno de los mejores clubs del mundo tras varios años siendo una referencia futbolística.

Jugar en el Camp Nou debe ser un privilegio, y así deben entenderlo todos los futbolistas que allí militen, desde los cracks del primer equipo hasta la última de las promesas de la Masia. Una de las soluciones podría llegar desde Madrid, y es que Florentino lleva años aplicando una fórmula que ha protegido a sus estrellas, con cláusulas monumentales que van desde los 1.000 millones por Cristiano hasta los 200 que vale Keylor Navas.