Los errores de siempre opacaron a un iluminado Griezmann en la Supercopa

El Barcelona y, el barcelonismo en sí, siguen sumamente tocados por lo que sucedió el domingo en la final de la Supercopa de España, ya que se tiró por la borda la primera gran oportunidad de conseguir un nuevo título. En poco tiempo, el club culé cumplirá dos años sin obtener un trofeo, algo inédito en los últimos años.

Más allá de esta dolorosa tragedia, provocada por las desatenciones defensivas de una plantilla que sigue demostrando fragilidad mental en momentos de presión y, por supuesto, de un impetuoso Athletic de Bilbao que realizó un admirable partido, un jugador que vio cómo su momento de gloria se iba a la basura tras el golazo de Iñaki Williams en la prórroga fue Antoine Griezmann. El francés sigue gafado y no ha podido levantar su primer trofeo como culé, tras casi dos años en el club.

En líneas generales, Griezmann no realizó su mejor partido, pero logró cumplir con lo que tanto se le ha exigido: marcar goles, e incluso, de a pares, puesto que firmó un doblete en la final. A pesar de esto, nuevamente los minutos finales del encuentro se volvieron un infierno para el Barcelona, cuando Asier Villalibre logró empatar el compromiso a falta de pocos minutos para la celebración de los catalanes.

Esta circunstancia traía revoltosos recuerdos a la mente de los jugadores y de la hinchada del Barcelona. De repente nos sentimos de nuevo en los partidos ante la Roma o el Liverpool, en 2018 y 2019, respectivamente. La catástrofe volvió a suceder y, apenas iniciada la prórroga, Iñaki Williams sentenció a los culés y dejó sin valor tangible el doblete que había logrado Griezmann.

Griezmann, aún sin levantar un solo trofeo

Antoine Griezmann llegó al Barcelona en verano de 2019 para conseguir trofeos y expandir su palmarés en la medida de lo posible. Tanto en lo personal como en lo grupal, era la ambición que el fichaje del ex Real Sociedad traía consigo, puesto que su gran caché lo postulaba como un jugador que sería determinante en su momento.

La mala suerte rodeó a Griezmann en esta oportunidad, ya que, justamente cuando estaba marcando realmente una diferencia notable, su equipo perdió la final que lo pudo llevar a alzar su primer título vestido de azulgrana. El francés sigue así con su mala racha, puesto que no ha podido levantar ninguno de los cinco trofeos por los que él y el Barcelona han luchado desde que se cerró su fichaje.