Entre los muchos problemas que presenta el FC Barcelona, la dirección del banquillo no parecía uno de ellos hasta hace unas semanas. Ronald Koeman había logrado lo que en principio de temporada se vislumbraba como inimaginable: estabilidad a nivel deportivo. El Barça cosechó un título, la Copa del Rey, y logró llegar con vida al sprint final de LaLiga con claras opciones a hacerse con el doblete. El eclipse sucedió en la Champions League, pero este certamen era palabras mayores para el actual equipo.

Koeman parecía el técnico indicado para continuar brindando oportunidades a los jóvenes, que gracias a su apuesta se están consagrando en el primer equipo. Pedri, Mingueza, Araújo e Ilaix Moriba ya tienen su plaza fija en el Barça, y la próxima temporada subirán nuevos como pueden ser Nico González o Alejandro Balde. Por el hecho de creer en La Masia y demostrar que se puede construir un poderoso equipo con miembros de la cantera, podría pensarse que Koeman merece seguir. 

A ello es menester agregar una planificación mejor organizada que la del pasado año. Es por tanto que Ronald Koeman podría haber cosechado galones suficientes para continuar al mando del banquillo azulgrana, al menos hasta estas últimas semanas, cuando el equipo se ha desmoronado en el tramo final de Liga con la derrota ante el Granada (1-2), el empate frente al Atlético (0-0) y el descorazonador empate ante el Levante (3-3). 

Objetividad... y pequeños detalles

En el duelo del sábado frente al Atlético de Madrid, se acusó al técnico holandés de conservador, pero probablemente planteó el partido de la única manera posible de ganarlo. El osado once frente al Paris Saint-Germain se llevó un 1-4 en el Camp Nou. Este Barça necesitaba forjarse a partir de una sólida defensa y de a poco ir construyendo al equipo.

¿Las valoraciones del duelo ante los de Simeone serían las mismas si Dembélé anota en la ocasión clarísima en el minuto 86? Seguramente no. De haber sucedido, se hablaría del oficio del equipo y cómo supo crecer durante el transcurso de los minutos hasta llegar al gol. Y, la mayoría que hoy cuestionan la labor de Koeman, estarían a bordo del autobús del holandés. Tras lo sucedido este martes ante el Levante, sin embargo, las voces críticas cada vez son mayores y empiezan a acallar a las que defienden a Koeman. Veremos qué sucede con su futuro en las próximas semanas...