Ronald Koeman no es técnico del Barcelona y solo hace falta un acta oficial o comunicado del club, uno como el que quiso leer el técnico en la rueda de prensa previa al partido ante el Cádiz que terminó con el holandés expulsado por reclamar dos balones dentro del campo, igual que De Jong por doble amarilla.

Pero cuando esto comenzó el entrenador estaba tranquilo en la selección de Holanda, aunque cada día enviaba mensajes al Barcelona indicando que estaba avalado para resolver lo que se vivía dentro del club. Podría decirse que en algo tenía razón, porque la plantilla levantó la Copa del Rey y presentó algo del carácter perdido.

Hace tiempo que Koeman no estaba en la rutina diaria de un equipo y eso pesó un poco en su llegada al Barcelona, aunque su condición de ex jugador y pieza importante de la primera Champions en la historia azulgrana le brindó algo de inmunidad y poder ante los integrantes del equipo.

Ahora aparece en el escenario el nombre de Roberto Martínez, seleccionador de Bélgica que llega en una situación muy distinta. Bob tiene la mejor generación belga en sus manos y tras buenas actuaciones en copas internacionales, ahora podría llegar el momento de decir adiós de la mejor manera: ganando la Nations League.

El 10 de octubre se jugará el Final Four y podría dar un alivio al club pensando en el futuro, al tiempo que brinda un cierre a su etapa como seleccionador con un punto positivo, sin necesidad de darle camino a la reconstrucción que tantas veces se come a cuerpos técnicos entero en el proceso.

¿Podrá?

Martínez llegaría con el mismo lunar de Koeman y su lejanía con un equipo día a día, algo que es muy importante para el ecosistema de un club. El Barcelona no vive su mejor momento y que llegue alguien capaz de darle un vuelco importante a la realidad es primordial, y de momento, Roberto Martínez tiene mucho avanzado.