Hace una década, el FC Barcelona alcanzó su nivel de juego más alto de toda la historia. Los culés, entonces dirigidos por Pep Guardiola, enamoraron al mundo con un juego de posición, de posesión y de ataque constante que generaba múltiples ocasiones de gol cada partido y que estaba encarnado por jugadores míticos como Xavi Hernández, Andrés Iniesta o Leo Messi.

El fútbol practicado por el Barça en esa etapa parecía poesía, puro arte. Un juego bonito, atractivo y efectivo que va a hacer que el recuerdo del mundo del fútbol permanezca por muchos años que vayan a pasar. No obstante, esa ejecución tan brillante del juego de posición pasaba por un trabajo mucho más oscuro de todo el equipo: la presión intensa durante los 90 minutos.

En todos los partidos, el Barça conseguía asfixiar a sus rivales, que apenas podían pasar del centro del campo ante la presión adelantada y ordenada del equipo de Guardiola. De hecho, esa presión era la clave para que los azulgranas marcasen muchos goles y encajasen muy pocos, siendo una estrategia ofensiva y defensiva a la vez.

En primer lugar, era una fórmula de ataque porque habitualmente permitía recuperar el balón en el terreno de juego del rival, mucho más cerca de la portería contraria, por lo que había que correr menos metros hasta la meta. Hacer goles era mucho más fácil porque se llegaba al área más rápido y sin dejar que la defensa contraria se rearmara.

Por otro lado, también era obviamente una estretegia defensiva, porque el balón se recuperaba arriba y a los equipos rivales les costaba mucho acercarse a la portería. Además, otro punto clave es que el equipo jugaba siempre igual, sin importar si se jugaba en el Camp Nou o fuera de casa. El Barça siempre salía a presionar y jamas cambiaba su mentalidad.

La necesidad de recuperar esa presión

El FC Barcelona necesita recuperar esa presión intensa y ordenada, con un equipo compacto y las líneas juntas. La que se hace a día de hoy no tan efectiva, ya que las líneas no se juntan y todo es más descordinado aunque, curiosamente, sí que se adelanta mucho la línea defensiva, provocando que si el balón no se recupera la zaga quede muy expuesta. Problemas que deben tener solución más pronto que tarde si se quiere optar a títulos. Ernesto Valverde tiene trabajo.