Xavi es el elegido para tomar el testigo de Koeman en el banquillo del Barcelona, un movimiento obvio tras los éxitos conseguidos en su etapa de jugador pero también con algo de premura por lo que se vive en el club en la actualidad. El acuerdo es total entre las partes y ya esperan al nuevo entrenador en la ciudad catalana.

Ante este nuevo reto, Xavi tendrá la oportunidad de comenzar a trabajar en la institución de su vida futbolísticamente hablando, con un equipo de trabajo bastante capaz y con éxitos comprobados, comenzando con Laporta y Alemany como cabezas de acción en lo que resulta más urgente.

Al mismo tiempo, el club se asegura conseguir lo que tanto extrañan: identidad. Xavi es la clave para que en el futuro se vea un Barcelona al menos parecido al que ofreció Guardiola, que logró una imagen perfeccionada de aquel proyecto de Cruyff que tanto gustó en el mundo, aunque Pep consiguió ser un mazo también con los títulos.

Toque

Aquellos “ole” en la grada del Camp Nou respondían más a un dominio psicológico desde la pelota que a cualquier recurso de calidad, que tenía muchos. Con Xavi se espera volver a ese funcionamiento en el que el equipo se abre espacios importantes a partir de su capacidad de controlar cada minuto con toques de primera y con sentido.

Presión

Tal vez el punto más difícil para esta plantilla pero que visto lo que el Al Sadd fue capaz de conseguir, hay esperanzas. Uno de los fallos más notables del equipo es que tras perder la pelota también se esfuma la intensidad pese a tener jugadores como Pedri y De Jong, con buenos conceptos de marca.

Con Xavi se asegura al menos el intento táctico de una presión profunda e intensa en cada pérdida de pelota, aprovechando la velocidad de los extremos para que cada contra sea mortal y al enfrentar equipos como el Atlético, Real Madrid y Sevilla, de mayor fortaleza y físico, les sea imposible manejar los tiempos que necesitan para cada transición.

Superioridad

Tantos años con Messi acostumbraron al Barcelona a depender de individualidades que ya en la época de Xavi existían, aunque para entonces los espacios eran efectivos para estos jugadores de calidad. Ahora es más difícil gracias a que antes del último tercio de cancha es necesario ver a De Jong o Depay adelantando líneas con el balón a sus pies.

Contar con al menos un jugador más en cada zona de juego activa es uno de los sellos del fútbol del club y de Xavi, que tendrá que exigir de manera notoria a su nueva plantilla para conseguir los resultados esperados, siempre que puedan responder pese al tiempo que llevan sin un régimen de entrenamiento de altura.