A pesar de algunas reticencias por parte del FC Barcelona y el Atlético de Madrid ante un intercambio entre Antoine Griezmann y Saúl Ñíguez, la operación luce viable, aunque en el caso de los azulgranas aún hay que amortizar un total de 72 millones de euros por el francés, lo que podría complicar el traspaso.

Las negociaciones habrían empezado y ya se habrían topado con el primer contratiempo ocasionado por los problemas en materia salarial que afronta el Barça. Laporta debe lograr que la masa salarial reduzca unos 200 millones de euros para ajustarse a las exigencias por parte de LaLiga.

De esta manera, el monto destinado por el club para los pagos de la plantilla deberán caer de los 636 millones de euros hasta un máximo de 400 millones que permitan a la entidad adecuarse también al Fair Play Financiero, que estipula un límite de 70% destinado a los salarios sobre los ingresos obtenidos.

 

Las pérdidas que dejaría la salida de Griezmann

El francés supone el monto más elevado por concepto de amortizaciones. En total, el Barcelona desembolsó por él unos 120 millones de euros divididos en cinco años y hasta la fecha solo se han saldado dos, para un total de 48 millones, por lo que el restante de 72 millones se sumaría a las pérdidas.

Por ello, desde los despachos del club azulgrana intentan negociar la inclusión de un jugador en el intercambio. Además, la salida de Griezmann supondría un desahogo económico en cuanto a salarios. Hasta entonces, ganaba unos 34 millones de euros, que subirían a 43 millones para la próxima temporada.

Asimismo, esperan que el Atlético de Madrid pague unos 15 o 20 millones de euros e incluya a otros futbolistas en la operación para al menos mitigar un tercio de las pérdidas que dejaría el francés con su regreso al equipo rojiblanco. Incorporando a Saúl, el monto a amortizar por año caería a 11 millones.