La salida de Bryan Gil rumbo al Tottenham inglés certifica el gran problema que existe en LaLiga con respecto a los talentos jóvenes, que siguen sin encontrar su puesto en los equipos a los que pertenecen y salvo algunas escuadras específicas que suelen estar recién ascendidas o en problemas financieros, es muy difícil ver a canteranos establecidos.

El Barcelona era uno de los equipos que más luchaba con esto y precisamente de la cantera salió la era dorada del club, que disfrutó de cuatro Champions con un grupo liderado por Puyol y Xavi, al que se integraron Iniesta, Piqué, Messi y algunos otros años después. La gestión de Bartomeu echó por el suelo el fruto de ese trabajo.

El Real Madrid ha intentado hacer lo mismo, aunque la juventud viene de afuera con contrataciones precoces como las de Odegaard o Vinicius, jugadores que muestran habilidad y talento pero nunca tienen muchas oportunidades para demostrarlo. Antonio Blanco y Víctor Chust son los últimos en asomarse desde la fábrica.

Se fue Neymar, se fue Cristiano Ronaldo, Sergio Ramos y Varane abandonan el torneo esta temporada y Messi, aunque se quede, no es el jugador al que le quedan 10 años compitiendo en España. La fuga de talentos y jugadores importantes es cada vez mayor y no hay equipos dispuestos a enfrentarlo.

La competencia que existe es bárbara y tanto Barcelona como Real Madrid se ven obligados a invertir con cada estrella que aparezca y quiera formar parte de estos clubes más allá del dinero. Incluso el Atlético, que se viene uniendo al sitial de honor de la competencia, también tiene que buscar opciones foráneas.

La Masía

La generación que se asoma en La Masía con Gavi, Balde y el ya ascendido al primer equipo Ansu Fati es interesante, pero también tiene piezas como Ilaix que podrían decir adiós en caso de no solucionar las dificultades económicas que existen en el club.